martes, 19 de junio de 2012

Estado Etílico 2


Estado Etílico 2 [FINAL]

            Pasaron los días, el trabajo nos mantenía la mayoría del tiempo ocupados. Y mis pensamientos acerca de aquella noche abordaban mi mente en el tiempo libre. En el cual sólo podía conformarme con ver a Yukkie lejos de mí concentrado en su batería o en alguna melodía nueva o arreglos para alguna canción.

            Se mantuvo alejado de mí, sólo aparentaba que nada había sucedido y lograba evadir con verdadera maestría mis comentarios indirectos sobre mis posibles oportunidades. Pude notar que era más hábil que yo en lo que respecta del látigo de la indiferencia, digo látigo, porque así lo sentí cada vez que trataba de acercarme a él.

            Uno de aquellos días, luego de terminar las cosas en la oficina.

- Mañana haré una fiesta en mi departamento, están más que invitados Ken-chan, Yukkie… Será divertido n_ñ Habrán muchas personas… - Dijo Hyde sonriendo mientras se paseaba entre nosotros.
- Sí, toda tu lista de exnovios o amantes estará presente ¿nee? – Respondí de forma burlona sonriendo exageradamente.
- ¡Cállate Ken-chan! ¬o¬ - El pequeño vocalista me golpeó en la cabeza con una mano. - ¡También irán tus amantes Kitamura! ¡Todas esas modelitos de dudosa mayoría de edad. – Reclamó Hyde molesto por el comentario.
- ¡Si es así, no quiero ir” ¬¬’ ¡Ustedes son idiotas! – Dijo Yukkie algo molesto por la pequeña pelea que teníamos con Hyde.
- ¡Yukkie están mintiendo! ¬o¬ Sólo serán amigos de la productora y del medio… ¡Y fue MI IDEA! ¬¬ - Dijo Tetsu golpeándonos a mí y a Hyde en la frente.
- ¡Nos vemos mañana! n_ñ – Dijo Hyde mientras se llevaba a Tetsu de un brazo y le daba una palmadita en la espalda a Yukkie. – Cuida del baka guitarrista de L’Arc… -
- No me interesa el trabajo… - Respondió Yukihiro sin mirarme.
- ¿Hontou? – Pregunté acercándome cautelosamente hacia él.
- Tengo trabajo que hacer… matta ne~ - Alcancé a sujetarle del brazo antes de que saliera de la oficina. – Ken… - Dijo sin querer mirarme.
- ¿Vas a pretender que nada pasó Yukkie? – Pregunté en tono serio sin soltarlo.
- ¿Y qué si lo hago? ¿Acaso me vas a dar un anillo de compromiso y me obligarás a casarme contigo? ¿O sólo pretendes dejarme como a cada una de tus amantes? – Respondió enojado alzando la voz y zafándose de mi agarre para caminar rápidamente hacia la salida.
- Yuki… no quiero eso… yo… - Dije derrotado, lo que había dicho era lo lógico debido a mi vida libertina.
- ¡Ahórrate las palabras! No quiero pensar más en ti… Bien, ja ne~ -

           
            Yukihiro se fue dejándome con las palabras en la boca, y una pregunta punzándome el corazón.

            Me pasé el resto del día bebiendo cerveza en mi departamento acompañado de una hermosa mujer, aunque pude disfrutar un poco su placentera visita no pude dejar de pensar en lo que Awaji en realidad quería sobre nosotros. Comparé cada momento con el experimentado con Yukkie, y no era en lo más mínimo parecido.

            No tuve ganas de asistir a la fiesta que Hyde haría, y me quedé en mi departamento escuchando música. Había bebido un par de copas de sake, me estaba sintiendo en realidad como un desperdicio humano, la depresión había estado hundiéndome.

            Luego de tantas y cortas relaciones amorosas, no había reparado en que en la mayor parte de éstas solamente me preocupaba de lo que pasaba en la cama, y que no involucraba sentimientos para no sufrir desilusiones o pérdidas demasiado dolorosas. Me oculté detrás de este “alter-ego” que me protegía de cualquier dolor o sufrimiento, y perdí lentamente la perspectiva de los sentimientos reales. Estaba en aquel proceso cuando Yukihiro llegó a la banda, mi compañero, mi amigo.

            Hubo un tiempo en el cual no me podía acercar a él, por miedo a ser rechazado debido a mi personalidad extrovertida, él era muy tímido y serio, además de no poseer la gran experiencia que Yukkie ya tenía como músico profesional. Cuando ya pudimos establecer un contacto más directo, nos hicimos amigos. Tanto así que incluso llegamos a intercambiarnos una copia de la llave de nuestros departamentos, como signo de nuestra amistad y de la confianza depositada uno en el otro. Para que en cuando uno de nosotros necesitara ser llevado a casa o cuando necesitaremos a alguien con quien hablar.

            Estaba pensando en eso mientras comía algunas papas fritas (de las de bolsitas), cuando escuché ruidos desde la puerta de mi departamento. Me levanté algo sorprendido, dejando caer la bolsita de snacks en la mesa de centro y caminé rápidamente hacia la entrada. Abrí los ojos como plato al ver quien estaba frente a mí, parecía estar muy ebrio pues se tambaleaba de vez en cuando y se apoyaba en la pared para no caerse.

- ¿Yu… Yukkie? O.ò – Pregunté confundido acercándome para ayudarlo a mantenerse de pie.
- Kon – Ban – Wa~ - Dijo sonriendo aliviado por mi presencia, se sujetó de mí rodeando mi cuello con sus brazos. – Qui-er-ro… sen-tar…me ¿Mue ayu-das Ken-chan? *-* -
- Ha-i, hai… -

            Lo sujeté por la cintura y lo llevé hacia la sala en donde estaba antes, le ayudé a sentarse y me puse a asu lado observándolo cuidadosamente. Se veía triste y algo angustiado, me preocupé al ver algunos indicios de que había estado llorando.

- ¿Qué pasa, por qué estás así Yukkie? –
- Bebí en la fiesta de Haido… pero no quise quedarme… y… - Dijo quedándose callado mientras miraba mis labios como perdido. – Quería… ver-te… -
- Me viste en la mañana Yukkie, podrías haberte lastimado… -  Le dije preocupado.
- No importa… Yo-quie-ro… - Nuevamente fijó sus ojos en mis labios, me sonrojé.
- ¿Estás bien, Yukkie? – Le pregunté sintiendo el calor en mis mejillas, era tan extraño que él bebiera alcohol. El asintió embobado.

            De pronto se me acercó tan rápido que no logré a darme cuenta hasta que había alcanzado mis labios, se acomodó mientras se encimaba a mi cuerpo rodeando mi cuello hasta tumbarnos en el sillón. Cedí ante la presión de sus labios, hasta que sus besos se volvieron profundos y apasionados. Por un momento tuve miedo de estar soñando y de que esa actitud de Yukihiro fuera una mentira, una extraña sensación se apoderó de mí un segundo y él se detuvo para mirarme a los ojos. Un golpe seco en la mejilla me despertó, hasta se me volteó la cara, y miré a Yukkie completamente desconcertado. Una cachetada certeza y enérgica.

- ¿Yuk-kie? –
- Fue por lo de ayer… - Dijo molesto con el ceño fruncido.
- ¿Ah? O-o
- ¡Eres un estúpido mujeriego Ken! ¿Cómo puedes seguir con eso si…? – No pudo seguir hablando y miró hacia abajo.
- Lo siento… yo… - Respondí con torpeza avergonzándome.
- ¡Idiota! ¡Mira lo que me has hecho hacer! ¿Por qué tengo que pensar en ti, en lo que pasó y en…? – Miró el suelo apenado. – Por tu culpa Ken… no sé siquiera qué es lo que hago… - Se incorporó y escondió su rostro en la curva de mi cuello dándome golpecitos en el pecho.
- Sé que soy un idiota Yukkie… pero puedo mejorar… y podría llegar a ser tú idiota… si me lo permites… - Sonreí acariciando su cabello suavemente.
- No sé si quiero que sigas siendo idiota… pero… podría acostumbrarme a tus visitas nocturnas… y a… esto… Ken… - Decía mientras subía con pequeños besos por mi quijada hasta llegar a mis labios.
- ¿Estás hablando en serio Yukkie? ¿O es sólo porque estás ebrio? – Pregunté sonriendo nervioso al sentir sus labios juguetear con los mios.
- Creo… que ambas… - Sonrió coquetamente mientras se acomodaba sobre mí otra vez. – Puedes comprobarlo ahora… si quieres… - Su lengua se deslizó por el contorno de mis labios a la vez que sus manos buscaban los botones de mi camisa de dormir.
- No hagas eso… si mañana vas a arrepentirte… - Mis manos atravesaron su espalda por debajo de su ropa.
- ¿Y quién dijo que voy a arrepentirme Ken-chan? – Respondió él sonriendo de modo malicioso desabrochando mi camisa. - ¿Vas a arrepentirte tú? No lo creo… pues estoy percibiendo cierta… tensión por aquí abajo… - Hizo  una risita cínica mirando hacia mi entrepierna.
- Yuki~ u///ú – Me sonrojé como tomate, mientras trataba inútilmente de esconderme en su cuello. – Nunca hablas así… yo… -
- Idiota… - Dijo alejándose un poco de mí para mirarme. – Mejor cállate o voy a golpearte más fuerte que antes… ne~ - Nuevamente comenzó a besarme de modo intenso. Entretanto mis manos iban abarcando más piel y lugares de su cuerpo.

            Poco a poco la agitación de ambos se hizo evidente, continuaban los besos profundos y el jugueteo de nuestras lenguas. Sus manos, aprovechaban de acariciar mi pecho para luego acompañarlas con sus deliciosos labios, haciendo un sendero por el cual bajaba por mi cuello, dejando leves pero exquisitas marcas rojizas al succionar y morder despacio mi piel, ¿estaba a punto de ir al cielo?

            Se detuvo un segundo, observando con gracia mis tetillas, para luego lamer una de ellas con lujuria. Mientras sus dedos iban presionando mis muslos sobre la tela de mi pijama. Su lengua, arma letal en esta situación, recorría  de modo mágico mi torso. Trazando una línea hasta mi ombligo en donde la deslizó ampliamente para finalizar con ligeros mordiscos sobre la piel que bordeaba mi pantalón de algodón.

            Me sentí casi violado por esa mirada penetrante que me lanzó justo cuando sus dientes procedían a sujetar el borde de mi pantalón, para bajarlo como en cámara lenta. ¿De verdad estaba pasando eso, o era mi imaginación? Realmente estaba comenzando a dudar, si ese era Yukihiro. Quizás el alcohol lo había ¿desinhibido? Era mucho mejor que en mis fantasías sexuales con él…

            De pronto bajaba muy despacio la tela del pantalón, realizando la misma operación en los costados, donde también pude percibir algunas juguetonas mordidas. Él re reincorporó rozando delicadamente su torso ya desnudo contra  mi pecho. Y sus dedos delicados bajaban lo que quedaba del pantalón en mi piel. Ayudándose después con las piernas para quitármelos por fin. Ms manos, luego de retirar su camisa se ocupaban de presionar sus muslos y sus glúteos para tener más contacto con su cuerpo, además de buscar la manera de desabrochar también sus jeans.

            Entre besos guió mis manos hasta el cinturón que lo ataba a sus jeans, ayudándome a bajar el cierre y también a deshacerme del botón que impedía mi labor. Me dejé llevar por sus dedos que posaban mis manos sobre sus caderas, entendiendo el mensaje al instante. Obedecí fielmente a sus deseos, aprovechando para “manosearlo” como me daba la gana. Sus labios emitían levemente sonidos de placer que me dejaron saber lo que él estaba sintiendo. En el instante en el que sus jean ya no me molestaban cambié de posición, ejerciendo presión contra su delgado cuerpo. Puse sus piernas a los lados de mi cintura para poder recurrir al roce entre aquellas zonas más sensibles de nuestros cuerpos, las cuales habían despertado hace mucho.

            Cuando mis caderas se comenzaron a mecer él se sujetó de mis hombros mientras buscaba mi boca. Con fuerza y seguridad mis caderas se movían, presionándolo y haciendo contacto. No tardé en incrementar  el ritmo pues mi cuerpo gritaba por más de eso, y él al parecer también lo deseaba así. Ya que de pronto su propio cuerpo seguía mi ritmo. Él gemía despacio mientras lo cubría con mis besos y sus uñas presionaban la piel de mi espalda. Me acerqué lentamente a su oído, sin detener mis caricias, lamiendo en su lóbulo delicadamente hasta morderlo.

- Quiero oírte… y no me detendré hasta hacerlo… - Susurré con voz grave, debido al placer.
- Baka… - Respondió él en las mismas condiciones aferrándose a mí. – Yo también… quiero eso… - Dijo él con un tono más grave que el mío, desde su garganta.

            Me empujó y cambio de posiciones, sonrió de tal forma que mi piel bajo sus manos se sobresaltó erizándome nuevamente.  Con su dedo índice recorrió un camino desde mi pecho hasta mi ropa interior, jugueteando y relamiéndose los labios. Unos segundos después sus labios besaban y humedecían cada centímetro de la piel de mi cuello, el lóbulo de mi oreja, mi pecho. Sentí como sus dedos avanzaban gentilmente hacia mi parte baja, rozando con curiosidad hasta que con seguridad fijó una de sus manos en mi entrepierna. Emití un sonido de placer que a él le hizo sonreír ampliamente, mientras metía esta mano debajo de mis bóxers con delicadeza hasta alcanzar mi virilidad. Comenzó a masajear mi miembro y a su vez besarme en los labios mordiéndome, sus caricias me excitaron debido a que eran lentas y precisas. Gemía sin control dentro de su boca pequeña que me recibía con su lengua, enredándola con la mía como si supiera desde hace mucho que eso me encantaba. Mis manos trataban de buscar su nuca para obligarlo a continuar besándome y a veces alcanzaban a sujetar sus hombros. Escuché en mi oído “¿Así está bien? ¿Quieres más?”, a lo que sólo respondía asintiendo con la cabeza echada hacia atrás y la boca  abierta por no contener lo que sentía.

            No supe cuando me quitó la ropa interior, o cuando se quitó la suya. Mis ojos se mantuvieron fijos en los suyos mientras trazaba una huella de saliva por mi pecho, abdomen y bajo vientre. Luego se acomodó en el sillón separando un tanto mis piernas. Aún alucinaba con su maestría con las manos cuando poo a poco se acercaba directamente a mi miembro humedeciéndose los labios y con una expresión de “Vas a tener mas de lo que deseas”, me sujeté en vano de la tela del sillón pues su lengua encontró el sector más sensible de mi cuerpo. Ayudado con sus manos lograba tocar toda la extensión de mi miembro, una cierta electricidad recorrió mi cuerpo por completo al verlo disfrutar de mis gritos y mi falta de control. Su boca cálida me provocaba querer más de aquello que estaba haciendo, por momentos sentía sus dientes marcare y su lengua envolverme en un ritmo enloquecedor. Tiré de su cabello muchas veces, y también pedí a escandalosos gritos que se detuviera, pero sin resultados.  

            El sabía dónde toarme, dónde excitarme exactamente. Sus dedos ágiles acariciaron mis testículos mientras en su boca se mantenía envuelto por su lengua mi miembro, no podía resistir tanto placer y sólo dejé que mi cuerpo literalmente explotara. Respiré tratando de sobreponerme a la agitación para divisar a Yuki lamiendo con deleite aquel líquido blanquecino. Nuevamente mi cuerpo se agitó, y él saboreaba sin reparos mi esenia mirándome con lujuria y con aires de desafío. Lo empujé con las piernas hacia atrás dejándolo desconcertado, rápidamente me tiré hacia adelante para dominar la situación.

- ¿Te gustó, Ken-chan? – Preguntó con tono inocente mezclado con excitación.
- ¿Dónde aprendiste eso Yu? Voy a tener que castigarte por hacerme gritar de ese modo ¬3¬ - Pasé mis manos por debajo de su espalda para sujetarlo con fuerza.
- Las porno son muy educativas ¿o no? – Rodeó mi cuello rozando mis labios – Llévame a la cama Kitamura… ¿quieres oírme o no? – Comentó denotando toda su pasión e impaciencia, provocándome de nuevo.
- Si quiero… y lo harás tan fuerte que querrás más… -

            Lo atrapé entre mis brazos para alzarlo y obligarlo a rodear sus piernas en mi cintura, se sujetó de mis hombros suspirando con fuerza. Mientras caminaba hacia la habitación con Yuki envuelto en mi cintura aproveché de besarlo y dejarle claro que me vengaría por haberme descontrolado.

            Lo deposité en la cama abalanzándome sobre él, lo besé juguetonamente mientras mis manos buscaban su piel templada por mis caricias en el pasillo. No tardé demasiado en encontrar sus zonas erógenas, sus lóbulos, su ombligo, su cuello, y otras partes que no mencionaré porque son secreto. Aquella estimulación me excitó también por lo que me apresuré en preparar su cuerpo, busqué en mi escritorio a tientas un tubo de lubricante que unté con abundancia en mis dedos.

            Con cierta rudeza abrí sus piernas sonriendo con malicia, él las abrió más a modo de provocación. Con lentitud acerqué mis dedos a su entrada, e donde introduje uno de ellos y comencé a crear un leve movimiento circular que se profundizaba con agilidad.

            Pronto sus gemidos fueron más graves ada vez, mientras mis otros dos dedos ya acompañaban al primero profundamente. Mi cuerpo reaccionaba a aquellos gemidos, y mi necesidad de hacerlo de mi propiedad ya no me permitía alargar el preámbulo. Sólo retiré mis dedos y sujeté sus piernas a la altura de mi cintura, acomodándome en la cama para una mejor penetración. Sólo un instante después me encontraba resistiendo las ganas de embestirlo  toda mi fuerza, pero de igual forma lo hice con brusquedad obteniendo un grito ahogado de parte de Yuki. A pesar de esto continué, sus piernas en mis muslos apretándose contra mi piel y mis caderas moviéndose con fuerza hacia adelante.

            Por momentos sólo escuchaba sus gritos mezclados con mis gemidos, sus ojos clavados e los míos, y sus labios reclamando por mis besos. Todo era confuso, todo era perfecto, mejor que en mis mejores fantasías sexuales. Sentí que quería tener y hacer esto por la eternidad.

            Resistí hasta que ya no pude hacerlo, mis caderas se movieron frenéticamente hasta sentir que Yuki llegaba al orgasmo. El gritó con mi nombre retumbó en mis oídos mientras yo marcaba mis dientes en el hombro de mi amante abrazando completamente el orgasmo. Ambos caímos agotados en la cama, abrazados.

- Dame un beso Ken… - Dijo Yuki con su rostro en mi cuello.
- Te besaré cuantas veces me dé la gana… amor… - Lo besé con ternura, profundamente, como si no quisiese dejar de hacerlo.
- No me ilusiones Kitamura… - Me miró con incertidumbre y seriedad.- Yo… -
- Creo que hemos dejado atrás las fantasías Yuki… - Lo apreté contra mi cuerpo para besarlo otra vez con más ganas. – No quiero dejarte ir… y tampoco pienso hacerlo… -
- ¿Y tus amantes? ¿Las fiestas con esas mujeres con las que sales? ¡No quiero que me dejes como a ellas, ¿sabes?! – Respondió con tristeza escondiéndose de nuevo.
- ¿Crees que no eres lo suficientemente importante para mi como para hacer lo mismo contigo? Awaji… necesitas otra ronda en la cama conmigo para entender que me tienes adicto a ti y por mucho que aparente ser un “conquistador innato” en realidad soy… el niño indefenso que tú cuidas siempre… - Me acurruqué en su pecho buscando protección, esa protección que sólo Yuki puede darme, tranquilidad absoluta y cariño.
-Baka…- Acarició mi cabello suspirando profundamente.

            Desde ese día en adelante, he estado viviendo en una especie de novela. Con altos y bajos, pero siempre dispuesto a arreglar todo y cambiar los aspectos que sé que siempre han sido algo flojos o nunca he tratado de mejorar.

            Yuki,  bueno, Yuki es MIO ¿ESTA CLARO? Y él aprecia mi esfuerzo, y yo aprecio que me ame con todas mis estupideces. ¿Hasta el fin de los tiempos? Bueno, espero que sea hasta que seamos tan ancianos que no nos recordemos, pero sé que me esforzaré en conquistarlo una y otra vez.

- Ken, te amo… -
- Yo te amo y deseo más que todos en el planeta~
- ¿Por qué el planeta? O.õ
- Ahm, lo digo por las fans ¬¬
- Ah… bueno yo también quiero a las fans… -
- ¡¿QUÉ?! ¬¬ Vamos a la cama ¬¬ - Lo arrastra hasta la habitación.
- ¡Pero qué estás haciendo! ¬¬
- ¡Dijiste que quieres a las fans, tienes que decir que me quieres a MI!
- BAKA~ - Le da un beso suave en los labios.
- ¿Entonces, me quieres a mí? T.T – Pone cara de gato con botas.
- Te dije que TE AMO ¿no escuchaste? ¡Lávate las orejas! – Se ríe tiernamente del baterista.
- o///o –


FIN

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