sábado, 30 de marzo de 2013

Chocolates... Una bolsa llena de ellos

Advertencias
YAOI: Si no te gusta el yaoi, por favor no leas.
PG-15:Escenas eróticas, sexo explícito.
Resumen: ¿Por qué el guitarrista de L'Arc~en~Ciel no ha tocado a Yukihiro, su pareja, durante el tour mundial? Esa es la pregunta que el baterista ha tenido, desde que aquel comportamiento se hizo notorio durante el tour. Kenkki.


Chocolates, una bolsa de ellos.

Habían pasado varios días, semanas, en las cuales Ken no se me acercaba ni para darme la mano.

Sé que el trabajo nos tenía agotados a todos, el tour mundial se está llevando a cabo y debemos hacerlo bien. Pero, sentí que el idiota de Kitamura se estaba alejando de mí.

Es cierto que a veces me molesta que sea tan meloso, y cada vez que me ve tiene que al menos tomarme la mano o molestarme con alguna cosa.

Pero, desde hace un tiempo (2 mes y medio), no ha hecho nada de eso. Ni siquiera le dan sus ataques de celos, cuando alguien me mira demasiado o algunas chicas se acercan a preguntarme cosas. ¿Soy un idiota verdad? Me he hecho dependiente de sus juegos, de sus caricias y tonterías.

En los ensayos, Ken se mantenía practicando con la guitarra en un rincón para que nadie le molestase. Hyde y Tetsu, hablaban sobre los detalles de las presentaciones, y yo, en mi batería, haciendo arreglos y practicando las melodías concentrado.

Era extraño, Kitamura no me estaba mirando con cara de cachorro abandonado para que le pusiera atención. No me miraba como sicópata escondiéndose por ahí. Ya me estaba empezando a incomodar su ausencia. Ni siquiera se escapaba a mi habitación en el hotel, como solía hacerlo, durmiendo conmigo hasta devolverse en la mañana hasta su propia habitación.

El viaje a Europa, fue tranquilo y con excelentes resultados. Creo que las fans nos esperaban con ansias. Y yo, ya estaba irritado, en realidad de no percibir siquiera una pizca de preocupación por parte de Ken.

Nuestra relación, ha sido un ir y venir desde el principio. Pactamos en silencio que era libre, y que podíamos ver a otras personas. Aunque de eso, por lo menos para mí, no ha habido en años más que sólo coqueteos. El sexo, ha sido lo que nos ha mantenido unidos, a pesar de nuestras diferencias e innumerables peleas. Y desde el inicio ha sido bueno, y más que excelente. No lo niego, desde que me sentí atraído a Ken, él me ha enseñado a disfrutar libremente lo que la pasión nos entrega. No preocuparme en contener el placer que me provoca el estar juntos.

Al ser hombres, ninguno de los dos ha querido admitir que dependemos del otro, y que el amor ha atrapado nuestros corazones. Además, ¡¿quién diría que sólo una relación de amistad entre nosotros llegaría a ser esto?! Ni siquiera yo lo habría imaginado el día que acepté ser miembro de L’Arc~en~Ciel.

Finalmente estamos en Tokyo otra vez, después de visitar Europa. Por el escaso tiempo debimos compartir una casa, y Tetsu eligió la de Ken, por estar más cerca del estudio. Sentí que me caía agua helada en la espalda cuando lo mencionó, pero no dije nada. Eso es lo malo de mí, y lo reconozco.

Durante el viaje, los chicos se dedicaron a dormir. Yo en cambio, estuve escuchando música. No podía dormir, tenía un mal presentimiento.

Era tarde, y debo decir que estaba realmente cansado. Igual que los demás. Entramos rápidamente, y por esas casualidades de la vida mi maleta se abrió misteriosamente antes de entrar, justo cuando Ken iba detrás de mí.

- ¡Diablos! – Me agaché para recoger algunas cosas que estaban tiradas en el suelo. - ¿Te ayudo? – Preguntó Kitamura, con aires de seductor, con esa sonrisa de gato. - No, gracias. Puedo hacerlo solo, perfectamente, como lo he estado haciendo desde hace 2 mes y medio. – Respondí enojado, tratando inútilmente de recoger mis pertenencias. – ¡¡¡Diablos!!! – - Hey… no te enojes, solamente quería ayudarte… - Dijo, haciéndose el desentendido, puso una mano sobre mi hombro tratando de calmarme. - ¡No me toques! – Exclamé empujando su mano lejos de mi hombro. – ¡Déjame en paz! ¡No he podido descansar pensando en por qué diablos ya ni me hablas! – Al fin, pude recoger todo y cerrar la maleta. Me levanté sin mirarlo y lo empujé con el hombro para entrar a su casa. - Yuki… - Dijo en un hilo de voz, siguiéndome más tarde.

Entré lo más rápido que pude, casi echando humo por la nariz. De verdad, no pude contenerme de decir esas cosas. Estaba mal, ya lo sabía, pero ya no podía dejar de verlo y querer golpearlo.

Para mi mala suerte, Hyde y Tetsu ya se habían adueñado fantásticamente de la habitación de invitados. Y sólo quedaba la sala, el mini-estudio de grabación o la habitación de Ken. Estuve a punto de patear el televisor de la sala, pero me contuve, no podía destrozar tan magno artefacto en donde jugaba videojuegos cuando Ken practicaba su batería. Patee mi maleta, y me dolió. Me mordí el labio, y decidí irme al mini-estudio, por lo menos allí no habrían ruidos raros (Tetsu y Hyde, seguro harían cosas sucias).

Con mis maletas y mi ánimo en el suelo, fui raudamente hacia el sótano. Siempre había futones y frazadas, así que arreglé un lugar para dormir. Me había encerrado una media hora en el baño, entre darme una ducha y prepararme para dormir. Cuando salí, ya estaba a punto de caer dormido en el suelo si es que no alcanzaba a llegar a mi improvisada cama. Estaba algo oscuro, sólo tenías la luz de una lámpara cerca de mi “cama”.

Ni siquiera me di cuenta de que alguien más estaba allí. Sólo me percaté cuando un brazo me sujetó y me arrinconó en la pared. Me asusté mucho, pero luego percibí el aroma del perfume de Kitamura, y me calmé un poco. Alcé la cabeza, para verlo, esos ojos juguetones ya me habían capturado.

- Ni siquiera trates de escapar, Yuki. Quiero explicarte algunas cosas… - Dijo él en tono serio, sujetando mi cintura con ambos brazos. - ¿Qué quieres? Tengo sueño, quiero dormir… - Respondí con indiferencia, realmente estaba cansado. - ¿Por qué estás tan enojado? Hace mucho no te veía así… - Comentó mientras apartaba un mechón de mi cabello de mi frente. - Ken, quiero dormir… déjame en paz… - Le respondí, empezando a fastidiarme de nuevo. - Estuve ocupado por el tour Yuki, he estado trabajando como loco para que todo salga bien en las presentaciones. Tú lo sabes… - Dijo, y el cansancio me estaba nublando ya la vista, me sentí mareado y apoyé mi cabeza en su pecho mientras escuchaba a lo lejos su voz. - … - - Yuki… - Me miró y me movió un poco dándose cuenta de que apenas tenía los ojos abiertos. - ¿ESTAS BIEN? ¡YUKI! –

Sí, me desmayé. En realidad, en el momento en que me sentí más débil fue cuando Ken dijo “Tú lo sabes”. Esa fue la gota que rebalsó mi resistencia.

Desperté en una clínica, por la mañana. Al parecer tuve una baja de azúcar repentina, y debido al cansancio se agravó hasta el punto de desmayarme.

Al lado de mi cama estaba Ken, durmiendo completamente doblado en una silla de metal. Más allá divisé a Tetsu hablando con el médico y Hyde paseaba de un lado a otro por la habitación.

- Tengo sed… Haido… quiero agua… - Dije, de manera agonizante para molestar a nuestro vocalista. - ¡YUKI! – Dijo, casi comiéndose la uñas, para darme algo de agua y de paso zamarrear a Ken para que despertase. Fue divertido verlo tan preocupado. - Gracias…- Me senté, ayudado por Hyde. Ken despertó, limpiándose la baba de la boca para luego mirarme preocupado. - ¿Yuki, estás mejor? – Preguntó con aires de culpabilidad extrema, yo sonreí para mí. - Hn… tenía mucho sueño… creo que fue por eso que me desmayé… - Dije, mirando a lo lejos a Tetsu - ¿Qué dijo el doctor? ¿Me voy a morir? HAHAHAHAHAHA – Me reí, de lo preocupados que se veían los dos hombres que estaban cerca de mí. - ¡Baka! ¬¬ - Respondió Hyde, enojado – Dijo que estabas con exceso de cansancio, y que bajó tu nivel de azúcar bruscamente… - - ¿De verdad? Creo que Tet-chan me va a golpear u.u - Respondí en tono de disculpa. - No, no te golpearé, sólo te dejaré en claro que necesitas descansar…- Hizo una pausa y miró a Kitamura con cara de orden. - Ken, te encargarás de Yuki después de que le den de alta… Haido y yo arreglaremos las cosas en la oficina. - ¡Hai! – Respondieron Haido y Ken, como niños de primaria. Sonreí un poco más calmado.

Cuando regresamos a casa de Ken, me habían recomendado descansar. Así que Kitamura, arregló su habitación para que me quedara allí y estuviera más cómodo.

A pesar de todo, me estaba gustando que Ken cuidara de mí. Ya que la mayoría del tiempo soy yo quien cuida de él, como cuando debo ir a buscarlo a algún lugar cuando bebe alcohol.

Me estaba atendiendo como si fuera paralítico, me reí de su actuar tan culposo. Pero aún no tenía claro por qué había estado tan distanciado de mí.

Aproveché cuando estuvimos en la sala mirando televisión sentados uno al lado del otro mientras comíamos nuestro almuerzo, para hablar francamente. Debía saberlo, pues se sentía como si tuviera una espina clavada en mi garganta.

- Ken… - Lo llamé en tono relajado, preparándome para recibir sus explicaciones. - ¿Mm? – Respondió él algo distraído, volteándose a verme. - ¿Qué era lo que querías decirme anoche? – Pregunté tratando de no sonar tan interesado en lo que diría. – No pude escuchar nada de lo que me dijiste después de “estuve ocupado”, ya sabes, me desmayé… - Lo miré haciéndole un gesto gracioso, tratando de descifrar sus expresiones. - Ah… eso… - Dijo algo apenado. Respiró por unos segundos, como tratando de juntar sus ideas. – ¿Por qué estabas tan enojado ayer, Yuki? Yo, bueno… todos, hemos estado ocupados con el tour… nunca quise dejarte abandonado, si es que te sentiste de esa forma… - Se rascó la cabeza, mirando hacia adelante. - Estaba enojado, muy enojado Ken. No entiendo por qué ni siquiera me hablabas… antes en las giras me molestabas y conversábamos, y en las noches te ibas a apoderar de mi cama. ¿Por qué ahora no? – Pregunté apenado, molesto, mirando el suelo. - Yuki… - Dijo chocando sus índices, como un niño pequeño. – Yo… es que… - Se desparramó en el sillón, y se tapó la cara con ambas manos. - ¿Qué? – Pregunté impaciente. - Necesitaba estar solo, yo he estado pensando en cosas… y no contagiarte con mis tonterías… - Sonrió avergonzado, tímido, como esas veces en las que solía confesar cosas como un niño de 7 años. – Yuki… - Me llamó, levantando la mirada y tratando de no verse completamente bobo. - No entiendo… explícame… - Exigí, volteando un poco más para escudriñar sus expresiones. – Necesito saberlo… he estado todo este tiempo tratando de entender… tratando de descubrir qué te pasaba… - Comenté, en un tono no de reclamo, sino más bien de conciliador. - Yuki… - Parpadeó rápido, levantando la cara, sonrojándose furiosamente al corresponder mi mirada. – He estado pensando… - Dijo no muy convencido en realidad, mordiéndose el labio inferior. – Yo… siempre he sido un calentón, respecto al sexo y esas cosas ¿verdad? – Me miró avergonzado, parpadeando rápido. – Y nunca… he tenido en cuenta que también te cansas… que también necesitas días libres de mis acosos sexuales… - Juntaba sus índices, y por primera vez en mucho tiempo se ponía rojo como un tomate maduro. – Tampoco nunca te he preguntado… si de verdad te satisfago… - Se detuvo un segundo, mirándome preocupado. - Sé que yo disfruto y me haces sentir enormemente feliz cuando lo hacemos… pero… creo que yo debo ser un mejor amante… y un mejor compañero para ti Yuki… - Finalizó, todo rojo y casi con lágrimas en los ojos.

No pude evitar sorprenderme hasta el punto de tener casi un ataque de risa. Pero me controlé, lo suficiente como para mirarle con ternura y sujetarle una mejilla con mi mano cercana. Se veía tan lindo, tan inocente, aunque no lo fuera para nada. Sonreí divertido, observándole, mientras él me miraba buscando respuestas.

- Ken… - Le dije con un tono de reproche. – No necesitas tener esas dudas… yo siempre me he sentido bien… siempre me ha gustado que me acoses… aunque claro me canso… - Sonreí acercándome hasta chocar mi frente con la de él. – Pero me haces olvidar todo cuando me besas… cuando me acaricias… - Ahora yo estaba sonrojándome. – Me sentí realmente solo ¿sabes? Yo… - Me detuve un segundo, mirándole a los ojos. – Ya me acostumbré a estar contigo… a tus horarios extensos de sexo… a tus boberías… a tu calor cuando dormimos juntos… - Suspiré, rozando mis labios con los de él. – No seas tonto… y entiende que yo estoy enamorado de ti Kitamura… - Le pegué con la frente un poco, sin lastimarlo, únicamente para que despertara. - Lo siento… - Respondió él, apenado, asintiendo con una sonrisa más tranquila. – Yuki… perdóname ¿sí? – Dijo haciendo un puchero divertido, mientras pasaba sus brazos por mi cintura. – Yo soy un poco lento… y me demoro en entender estas cosas… - Agregó dándome varios besitos cortos en los labios. - Tonto… - Le dije, separándome un poco de él. – Me tienes que compensar todo el tiempo que me dejaste solo… - Lo miré, rodeando su cuello con mis brazos, acomodándome junto a él. - ¿O no quieres? – Le pregunté desafiante, la falta de sus caricias y su típico acoso había causado efectos en mi cuerpo necesitado de cariños y mimos. - Hey… creo que te hago mal… - Dijo en tono de lamento divertido, alcanzando a besarme de nuevo con suavidad. – No te preocupes, que puedo compensarte… tengo todo un arsenal de atractivas posiciones para practicar… - Agregó en tono seductor, acariciándome la espalda por encima de la ropa, sus dedos firmes tocando cual guitarra en sus manos.

No tardó en volver a besarme, pero esta vez de manera más profunda, apretándome contra su cuerpo. Una de sus manos yendo de arriba hacia abajo por sobre mi columna vertebral, y la otra sujetando mi cintura. No pude evitar querer mucho más de lo que estaba ofreciéndome en ese momento, mis suspiros comenzaron a hacerse notar a medida que el beso se tornaba más excitante.

Su lengua abriéndose paso hasta mi boca, y esa terrible ansiedad característica de poseerla, mi cuerpo simplemente se dejaba llevar ante tales mimos. La respiración agitada, su corazón latiendo más rápido de lo que normalmente lo hacía, necesitaba a Ken, necesitaba tenerlo conmigo.

Sus besos, cada vez más fogosos se apoderaban de mí, de mis labios siendo succionados y mordidos con aire posesivo. Tuve que separarme algunos segundos para respirar, dándome cuenta de que Kitamura me había sentado sobre sus piernas y claramente había un bulto notorio entre ellas. Sonreí divertido, recuperando el aliento mientras miraba hacia abajo con cierta curiosidad. Ken entonces me sujetó por la cintura, hasta dejarme recostado en el sillón bajo su cuerpo. Tomó mis piernas y las acomodó a los lados de sus caderas, de mis labios brotaron pequeños gemidos al sentir su miembro duro sobre mi entrepierna. Él no dudó en continuar, moviéndose un poco antes de detenerse para sonreír satisfecho.

- ¿Quieres hacerlo aquí, o en mi cama? – Preguntó el guitarrista, acercándose hasta rozar sus labios con los míos y mover su cadera para rozarla contra la mía. - Donde quieras… - Le contesté, siendo invadido completamente con la lujuria que me provocaba aquella posición. Relamí mis labios, alcanzando a sujetarme de sus hombros, para besarlo y morderle el labio inferior. – Házmelo, Kitamura… - Le ordené, mi voz sonaba completamente grave por la excitación, y él sonrió asintiendo complacido ante la respuesta.

Su mirada lujuriosa se encargaba de avisarme que, esa noche no me dejaría dormir hasta que llegara el amanecer. Y eso era lo que yo esperaba también, después de un largo tiempo sin tener su compañía.

Fin

No hay comentarios: