Capítulo 1 + El objetivo y la Recompensa +
En verdad las pequeñas señales de aquel atisbo de
atracción aparecieron justo después de que ambos se conocieron esa vez en el
estudio. A pesar de que en un principio pensé que era cuestión de una
compenetración de amistad entre músicos, lo que en realidad considero una
entretenida cualidad para todos nosotros, fue de a poco tornándose a algo que
sólo podía describir como una especie de atracción mutua que los dos trataban
de ocultar. Quizás con intención o simplemente como una autodefensa al entender
que ese “algo” no era muy bien comprendido ni siquiera por ellos mismos.
Incluso pude sentirme en parte identificado con
ellos dos, pues darse cuenta de que “esa” persona te gusta y que a su vez no
puedes acercarte por la reacción que podrías obtener. Por lo que podía pasar
luego de arriesgarte a decirlo y aceptar que lo se siente tu corazón es algo
más que simple cariño. La confusión que termina torturándote cada vez que ves a
esa persona, pero no puedes dejar de admirar todos sus gestos y rasgos.
Mi corazón tardó años en comprender que sus labios
me pertenecían, que su corazón tenía grabado muy en el fondo mi nombre. Y no
quiero que mi amigo siga torturándose como alguna vez yo lo hice con mi amado
Hyde.
Las luces estaban a mediana intensidad en la
habitación, las cortinas dejaban traslucir la hermosa luna llena a través de la
ventana. Dos figuras se mantenían abrazadas sobre la cama, sus pieles vestidas
únicamente con el perlado y húmedo sudor. El sonido del reloj rebotaba en todas
las paredes mezclándose con las respiraciones recién normalizadas de aquellas
siluetas sobre la cama.
- Te amo Doiha-chan ¿lo sabías? – Sonreía tranquilamente
acariciando el cabello desordenado del pequeño vocalista sobre su pecho
- Hai…pues yo también te amo Tet-chan… -
- Me alegra oírlo por… ¿cuántas veces van? ^^
- ¡Tet-chan! >o< Yo no las cuento solo las
digo >o<
- Lo sé, tono…- Besó levemente su cabello sonriendo
- ¿Te vas a quedar dormido?
- Aún no, necesito decirte algo… - Se incorporó un
poco en la cama para poder verlo a los ojos
- ¿Mn? ¿De qué se trata? – Aprovechó el momento
para tapar a ambos con las sábanas
- Es sobre, bueno ya sabes. Ken y nuestro callado
baterista…
- Ah ¿cómo te fue? – Preguntó curioso acomodándose
en la cama
- Mn…creo que la atracción es mutua, koi…pero al
igual que tú y yo… - Hizo un ademán con la mano – Ninguno se atreve a
arriesgarse… - Hizo una mueca en los labios
- Entonces, aunque no me gusta entrometerme en nada
acepto tu plan Doiha-chan…
- ¡Yatta! – Levantó los brazos contento - ¿Cuándo?
- Esto es extraño Doiha-chan…hablando de nuestros
amigos después de…>///<
- ¿Horas exquisitas de entregarnos al placer? =P –
Miró con lujuria a su amante logrando sonrojarlo más de lo que estaba.
- ¡¡HAIDO!! >///< ¿Cómo puedes?
- ¡Fácil! Sólo lo hago mi koi *-* ¿Te parece que
llevemos a cabo mi plan durante estas semanas?
- Hn…creo que sí…demo podríamos cambiar de sujeto,
digo tú haz hablar a Ken y yo a Yukkie
- Oke…ahora tengo un solo problema – Dijo haciendo
un gesto con los ojos
- ¿Mn?
- Cuando logremos nuestro objetivo ¿cuál será mi
recompensa? – Otra vez tenía cara de lujuria
- ¡¿Doiha-chan, qué más quieres?! >///<
- Ya te lo dije una vez…sabes que es…
- ¿En verdad quieres “eso”?…yo u///u
- ¿Por qué te niegas? ¿Acaso esa vez fue muy malo?
o
- Iie…demo…es…
- Bueno si no quieres… - Dijo con algo de
resignación resoplando molesto
- Prometo que intentaré no reírme, otra vez…Y prometo
que…
- No prometas cosas que luego no cumplirás
Tet-chan…sé que no te gusta…u.u
- Y tú no digas cosas que no son ciertas…
Lo miré desafiante para luego atrapar su rostro con
ambas manos y besarlo como minutos atrás lo hacía. Hyde sólo se dejó llevar por
las caricias que pronto envolvían por completo sus sentidos.
Besaba cada centímetro de piel que podía encontrar,
su cuello y aquella cicatriz que siempre había deseado saborear. Sus manos
rozando ansiosamente mi espalda tras dar sonoros suspiros de placer, sobretodo
cuando mi lengua juguetonamente se apoderaba de su lóbulo izquierdo. Mis manos
bajaban hacia su pecho, tan pálido y suave, lento y suave para que pudiera
sentir lo que yo sentía cada vez que lo tocaba.
El sueño hecho realidad, un ángel debajo de mi
pidiendo a través de su cuerpo poder sentir como un humano. Los minutos se
alargaban queriendo darme la oportunidad de darle aquel milagro.
Besos y mordidas recorriendo aquel pecho. Los dedos
de Hyde enredándose en mi cabello daban fe del placer que yo le estaba
entregando. Era especial, siempre lo es, poder estar junto a él. Disfrutaba
entonces el poder, gracias a los años junto a él, besarlo y acariciarlo sin
tener presente que el mundo existiera. Sólo vale la pena en esos instantes
hacerlos sentir que me pertenece y que todo lo que está en mí es para él.
Mis manos buscan más piel bajando con precaución y
curiosidad hasta los muslos, por un segundo observo tu rostro enrojecido y tu
boca entreabierta que inmediatamente me atrevo a besar por enésima vez para
luego continuar con besos suaves el interior de tus muslos, leves espasmos y
gemidos ahogados comienza a emitir tu boca. Jadeando por segundos mi nombre en
tus labios a lo que simplemente respondo con más besos, mordidas suaves y el
juego de mi lengua. Y me acerco peligrosamente a su excitación, él me observa
con esos ojos llenos de aquel deseo que logra cautivarme cuando él es quien
está en mi posición. Delicadamente la tomé con una mano para concentrarme en
darle placer de manera lenta y calmada haciendo que Hyde diera pequeños
saltitos.
Poco a poco los gemidos iban aumentando en
intensidad mientras mi mano cumplía su labor y yo subía como serpenteando con
mordiscos tu pecho. Con gracia lograbas atrapar con tus manos mi nuca
forzándome a besarte una y otra vez en los labios, sabía que tus desesperados
mordiscos en los míos advertían que ya no soportabas. En parte me sentía
complacido pues tú también me torturabas así, por otro lado los efectos de
realizar esta tarea se hacían notar en mi cuerpo también. Sin dudar demasiado
lleve mis dedos a tu boca, los que recibiste con algo de sorpresa y luego
demostraste una gran satisfacción lamiendo lascivamente cada uno de mis dedos
hasta dejarlos completamente preparados para lo siguiente.
Levantaste un poco las caderas dándome a entender
el siguiente paso, entonces bajé mi mano con algo de inseguridad hasta que con
un movimiento de tus caderas mis dedos encontraron lo que buscaban.
Pausadamente introduje el primero, hiciste una pequeña mueca mordiéndote los labios
para no quejarte y conseguía mover cuidadosamente este dentro de ti. Para
mantenerme tranquilo te colgaste de mi cuello haciéndome saber que estabas bien
y que yo debía continuar, lo que obedecí instantes después agregando otro dedo
al vaivén. Al notar que te habías acostumbrado al ritmo añadí el tercero
aumentando la intensidad. En cada entrada de mis dedos gemías en mi oído
provocando aquella excitación que solamente tú puedes provocarme, esos sonidos
roncos y graves de tu oz que me volvían loco -“Tet-chan”, pronunciaste con
aquel tono irresistible en mi oído y sentí como desde la punta de mis cabellos
a la punta de mis pies se erizaba como con un golpe de energía.
Luego sentí tus piernas envolverme las caderas,
creando el leve roce de nuestros miembros. Por inercia mis dedos ya se habían
retirado de tu cuerpo y tú con un ágil movimiento tomabas mi excitación
atendiéndola con fervor. Unos cuantos gemidos salieron sin control desde mi
boca, lo cual pareciste disfrutar pues también mi mano atendía tu excitación
siguiendo el ritmo de tu mano –“Déjame sentirte, Tet-chan…”- Dijiste entre
gemidos con dificultad, quitando tu mano para rodearme el cuello y mirarme con
deseo directamente a los ojos.
Acomodé su cuerpo debajo del mío, apoyando una mano
en la cama y la otra sujetando su pequeña cintura. Cerré los ojos y respiré
profundo, el aroma de Hyde envolvía mi olfato y así entonces me uní a él. Con
serenidad al principio controlando mis ganas de hacer todo eso más rápido, para
luego de entrar completamente hacer el movimiento paulatinamente más placentero
para ambos pues a Hyde le gustaba un poco más intenso.
Adelante y atrás nuestras caderas al ritmo de
alguna melodía moderada que nos enredaba en jadeantes “Te amo” y llamadas por
nuestros nombres. No podía dejar de perderme en tus ojos, de perderme
cálidamente en tu piel que de forma literal ardía al tocarla.
- Más, más…por favor – Repetías en un susurro grave
todavía colgado de mi cuello, mis sentidos pronto se distorsionaban pues sólo
podía escuchar los sonidos que tu boca emitía.
De pronto tus manos atravesaban
mi espalda hundiendo al son de cada embestida tus dedos que causaban cierto
extraño placer en mi pues en ese segundo me di cuenta de que te estaba
poseyendo y esa idea me agradó más allá de lo físico y carnal; en verdad eras
mío.
Sentí como tus dientes me mordían ligeramente el
hombro y tus uñas comenzaban a rasguñar de la misma manera mi piel, supe sin
pensarlo que tu cuerpo no resistiría más tanto calor. Posé mi mano en tu
tensada anatomía, una y dos y tres embestidas bastaron para que en un grito con
mi nombre y una convulsión recorriera tu frágil cuerpo al llegar al orgasmo. Tu
esencia cubría mi mano que no dejaba de tocarte, te apegaste más a mi cuerpo
mordiendo un poco más fuerte mi hombro entonces conseguí por última vez entrar
en ti y tocar el cielo del éxtasis. Por un momento me permití sentir como mi
esencia lograba llenarte de mí, tú sonreías realmente complacido e
inconscientemente alcé mi mano para lamer con gusto mis dedos llenos de ti. Lo
que te causó aún más satisfacción de la que ya sentías.
Caí sobre tu pecho percibiendo por fin el
cansancio, habías desenvuelto mis caderas con el amarre de tus piernas y yo
gentilmente me había retirado de tu cuerpo con algo de protestas de tu parte.
Acariciabas mi cabello, al parecer todavía tenías energías pues con un rápido
movimiento pudiste cambiar de posiciones para besarme en los labios y susurrar
provocativamente en mi oído – Gracias…Tet-chan…ahora mereces una
recompensa…porque…eres MIO -. Recalcaste la última palabra sonriendo
maliciosamente, todo para ti es como una competencia que debes ganar sí o sí.
Con gracia felina te movías sobre mi pecho, tus
labios marcaban mi cuello con el típico camino. Mordiendo y lamiendo de manera
posesiva la extensión de este. Pasando a mordisquear mis lóbulos al igual que
mis labios, sonriendo y disfrutando cada uno de mis suspiros. Mi pecho era
cubierto con caricias que me marcaban, jugabas con mis tetillas hasta
endurecerlas y escuchar un ahogado gemido. Te detuviste en la hendidura de mi
ombligo, rodeándola con tu lengua para después meterla dentro y saborear mi
piel. Siempre encuentras con facilidad mis puntos más sensibles y haces de
ellos tus mejores aliados para sumergirme en el deseo para continuar sintiéndote.
Con precaución palpabas el interior de mis muslos,
usabas tu propia piel para masajear la mía subiendo con tu pecho para juntarlo
con mi abdomen y besarlo hasta hacerlo también con mi mentón y rodear
juguetonamente mis labios. Mientras hábilmente nuestros miembros se rozaban, me
besaste para volver a bajar esta vez a mis piernas. Desde la punta de mis pies
comenzaste a besar con contemplación cada centímetro hasta finalizar cerca de
mis partes más sensibles. Tus manos separaron mis piernas y con una de ellas
tomaste mi anatomía masajeándola para luego saborearla en tu boca. Tal como si
fuera un helado, desde la base hasta la punta, realmente me enloquecía sentir
sus delicados labios sobre la parte más sensible de mi cuerpo.
No importaba nada más que sentirte, conseguías que
mis gemidos aumentaran al usar ligeramente tus dientes y lamer sin dificultad
mi piel. Mi cuerpo iniciaba su advertencia volviendo los pequeños espasmos en
convulsiones más continuas, trataba de agarrar sin éxito las sábanas. Hyde comprendía
perfectamente el mensaje y continuaba dándome placer a un ritmo más acelerado y
más intenso logrando en segundos hacerme ver las estrellas. Grité nuevamente tu
nombre y mi esencia era gustosa bebida por tu boca. Te divisé perfectamente
lamiendo los restos de aquel líquido en tus dedos complacido.
Saltaste a mi pecho tras terminar de limpiar tus
dedos, tomando mi mentón besaste mi nariz dejándome normalizar mi agitada
respiración. Acercaste tu rostro respirando sobre mi mejilla, acariciando mis
orejas para tranquilizarme. Suspiré aliviado al sentir mi cuerpo más relajado,
te sonreí. Y tú tomaste mi cara sonriendo de esa forma triunfante, besándome
profundamente. Tu lengua marcaba cada rincón de mi boca, de forma posesiva. El
beso en sí era posesivo como siempre, mordías mis labios succionándolos para
dejarlos más hinchados de lo que estaban. Varias veces mordiste mi lengua
también a lo cual sonreías igual que un niño, sujeté tu cintura mientras
finalizaba el interminable beso con un suave suspiro.
Volteaste para agarrar las sábanas y taparnos a
ambos, estaba amaneciendo por lo que la luz anaranjada lograba colarse por las
corinas. Te acurrucaste en mi pecho entrelazando mi mano con la tuya, nos
acomodamos tapándonos un poco más para no sentir el frío. Enredé mis dedos en
tu cabello y sentí como suspirabas complacido pues ya te habías quedado dormido
profundamente.
Admiré su rostro, tan hermoso como siempre desde
que te conocí. Un ángel llamado Hyde. Besé su cabello abrazándolo fuerte para
cerrar los ojos y sentir el encanto de Morfeo hacer efecto en mí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario