martes, 19 de junio de 2012

Tu Sonrisa Cap 1


Capítulo 1 + El objetivo y la Recompensa +

En verdad las pequeñas señales de aquel atisbo de atracción aparecieron justo después de que ambos se conocieron esa vez en el estudio. A pesar de que en un principio pensé que era cuestión de una compenetración de amistad entre músicos, lo que en realidad considero una entretenida cualidad para todos nosotros, fue de a poco tornándose a algo que sólo podía describir como una especie de atracción mutua que los dos trataban de ocultar. Quizás con intención o simplemente como una autodefensa al entender que ese “algo” no era muy bien comprendido ni siquiera por ellos mismos.

Incluso pude sentirme en parte identificado con ellos dos, pues darse cuenta de que “esa” persona te gusta y que a su vez no puedes acercarte por la reacción que podrías obtener. Por lo que podía pasar luego de arriesgarte a decirlo y aceptar que lo se siente tu corazón es algo más que simple cariño. La confusión que termina torturándote cada vez que ves a esa persona, pero no puedes dejar de admirar todos sus gestos y rasgos.

Mi corazón tardó años en comprender que sus labios me pertenecían, que su corazón tenía grabado muy en el fondo mi nombre. Y no quiero que mi amigo siga torturándose como alguna vez yo lo hice con mi amado Hyde.

Las luces estaban a mediana intensidad en la habitación, las cortinas dejaban traslucir la hermosa luna llena a través de la ventana. Dos figuras se mantenían abrazadas sobre la cama, sus pieles vestidas únicamente con el perlado y húmedo sudor. El sonido del reloj rebotaba en todas las paredes mezclándose con las respiraciones recién normalizadas de aquellas siluetas sobre la cama.

- Te amo Doiha-chan ¿lo sabías? – Sonreía tranquilamente acariciando el cabello desordenado del pequeño vocalista sobre su pecho
- Hai…pues yo también te amo Tet-chan… -
- Me alegra oírlo por… ¿cuántas veces van? ^^
- ¡Tet-chan! >o< Yo no las cuento solo las digo >o<
- Lo sé, tono…- Besó levemente su cabello sonriendo - ¿Te vas a quedar dormido?
- Aún no, necesito decirte algo… - Se incorporó un poco en la cama para poder verlo a los ojos
- ¿Mn? ¿De qué se trata? – Aprovechó el momento para tapar a ambos con las sábanas
- Es sobre, bueno ya sabes. Ken y nuestro callado baterista…
- Ah ¿cómo te fue? – Preguntó curioso acomodándose en la cama
- Mn…creo que la atracción es mutua, koi…pero al igual que tú y yo… - Hizo un ademán con la mano – Ninguno se atreve a arriesgarse… - Hizo una mueca en los labios
- Entonces, aunque no me gusta entrometerme en nada acepto tu plan Doiha-chan…
- ¡Yatta! – Levantó los brazos contento - ¿Cuándo?
- Esto es extraño Doiha-chan…hablando de nuestros amigos después de…>///<
- ¿Horas exquisitas de entregarnos al placer? =P – Miró con lujuria a su amante logrando sonrojarlo más de lo que estaba.
- ¡¡HAIDO!! >///< ¿Cómo puedes?
- ¡Fácil! Sólo lo hago mi koi *-* ¿Te parece que llevemos a cabo mi plan durante estas semanas?
- Hn…creo que sí…demo podríamos cambiar de sujeto, digo tú haz hablar a Ken y yo a Yukkie
- Oke…ahora tengo un solo problema – Dijo haciendo un gesto con los ojos
- ¿Mn?
- Cuando logremos nuestro objetivo ¿cuál será mi recompensa? – Otra vez tenía cara de lujuria
- ¡¿Doiha-chan, qué más quieres?! >///<
- Ya te lo dije una vez…sabes que es…
- ¿En verdad quieres “eso”?…yo u///u
- ¿Por qué te niegas? ¿Acaso esa vez fue muy malo? o
- Iie…demo…es…
- Bueno si no quieres… - Dijo con algo de resignación resoplando molesto
- Prometo que intentaré no reírme, otra vez…Y prometo que…
- No prometas cosas que luego no cumplirás Tet-chan…sé que no te gusta…u.u
- Y tú no digas cosas que no son ciertas…

Lo miré desafiante para luego atrapar su rostro con ambas manos y besarlo como minutos atrás lo hacía. Hyde sólo se dejó llevar por las caricias que pronto envolvían por completo sus sentidos.

Besaba cada centímetro de piel que podía encontrar, su cuello y aquella cicatriz que siempre había deseado saborear. Sus manos rozando ansiosamente mi espalda tras dar sonoros suspiros de placer, sobretodo cuando mi lengua juguetonamente se apoderaba de su lóbulo izquierdo. Mis manos bajaban hacia su pecho, tan pálido y suave, lento y suave para que pudiera sentir lo que yo sentía cada vez que lo tocaba.

El sueño hecho realidad, un ángel debajo de mi pidiendo a través de su cuerpo poder sentir como un humano. Los minutos se alargaban queriendo darme la oportunidad de darle aquel milagro.

Besos y mordidas recorriendo aquel pecho. Los dedos de Hyde enredándose en mi cabello daban fe del placer que yo le estaba entregando. Era especial, siempre lo es, poder estar junto a él. Disfrutaba entonces el poder, gracias a los años junto a él, besarlo y acariciarlo sin tener presente que el mundo existiera. Sólo vale la pena en esos instantes hacerlos sentir que me pertenece y que todo lo que está en mí es para él.

Mis manos buscan más piel bajando con precaución y curiosidad hasta los muslos, por un segundo observo tu rostro enrojecido y tu boca entreabierta que inmediatamente me atrevo a besar por enésima vez para luego continuar con besos suaves el interior de tus muslos, leves espasmos y gemidos ahogados comienza a emitir tu boca. Jadeando por segundos mi nombre en tus labios a lo que simplemente respondo con más besos, mordidas suaves y el juego de mi lengua. Y me acerco peligrosamente a su excitación, él me observa con esos ojos llenos de aquel deseo que logra cautivarme cuando él es quien está en mi posición. Delicadamente la tomé con una mano para concentrarme en darle placer de manera lenta y calmada haciendo que Hyde diera pequeños saltitos.

Poco a poco los gemidos iban aumentando en intensidad mientras mi mano cumplía su labor y yo subía como serpenteando con mordiscos tu pecho. Con gracia lograbas atrapar con tus manos mi nuca forzándome a besarte una y otra vez en los labios, sabía que tus desesperados mordiscos en los míos advertían que ya no soportabas. En parte me sentía complacido pues tú también me torturabas así, por otro lado los efectos de realizar esta tarea se hacían notar en mi cuerpo también. Sin dudar demasiado lleve mis dedos a tu boca, los que recibiste con algo de sorpresa y luego demostraste una gran satisfacción lamiendo lascivamente cada uno de mis dedos hasta dejarlos completamente preparados para lo siguiente.

Levantaste un poco las caderas dándome a entender el siguiente paso, entonces bajé mi mano con algo de inseguridad hasta que con un movimiento de tus caderas mis dedos encontraron lo que buscaban. Pausadamente introduje el primero, hiciste una pequeña mueca mordiéndote los labios para no quejarte y conseguía mover cuidadosamente este dentro de ti. Para mantenerme tranquilo te colgaste de mi cuello haciéndome saber que estabas bien y que yo debía continuar, lo que obedecí instantes después agregando otro dedo al vaivén. Al notar que te habías acostumbrado al ritmo añadí el tercero aumentando la intensidad. En cada entrada de mis dedos gemías en mi oído provocando aquella excitación que solamente tú puedes provocarme, esos sonidos roncos y graves de tu oz que me volvían loco -“Tet-chan”, pronunciaste con aquel tono irresistible en mi oído y sentí como desde la punta de mis cabellos a la punta de mis pies se erizaba como con un golpe de energía.

Luego sentí tus piernas envolverme las caderas, creando el leve roce de nuestros miembros. Por inercia mis dedos ya se habían retirado de tu cuerpo y tú con un ágil movimiento tomabas mi excitación atendiéndola con fervor. Unos cuantos gemidos salieron sin control desde mi boca, lo cual pareciste disfrutar pues también mi mano atendía tu excitación siguiendo el ritmo de tu mano –“Déjame sentirte, Tet-chan…”- Dijiste entre gemidos con dificultad, quitando tu mano para rodearme el cuello y mirarme con deseo directamente a los ojos.

Acomodé su cuerpo debajo del mío, apoyando una mano en la cama y la otra sujetando su pequeña cintura. Cerré los ojos y respiré profundo, el aroma de Hyde envolvía mi olfato y así entonces me uní a él. Con serenidad al principio controlando mis ganas de hacer todo eso más rápido, para luego de entrar completamente hacer el movimiento paulatinamente más placentero para ambos pues a Hyde le gustaba un poco más intenso.

Adelante y atrás nuestras caderas al ritmo de alguna melodía moderada que nos enredaba en jadeantes “Te amo” y llamadas por nuestros nombres. No podía dejar de perderme en tus ojos, de perderme cálidamente en tu piel que de forma literal ardía al tocarla.

- Más, más…por favor – Repetías en un susurro grave todavía colgado de mi cuello, mis sentidos pronto se distorsionaban pues sólo podía escuchar los sonidos que tu boca emitía. 

De pronto tus manos atravesaban mi espalda hundiendo al son de cada embestida tus dedos que causaban cierto extraño placer en mi pues en ese segundo me di cuenta de que te estaba poseyendo y esa idea me agradó más allá de lo físico y carnal; en verdad eras mío.

Sentí como tus dientes me mordían ligeramente el hombro y tus uñas comenzaban a rasguñar de la misma manera mi piel, supe sin pensarlo que tu cuerpo no resistiría más tanto calor. Posé mi mano en tu tensada anatomía, una y dos y tres embestidas bastaron para que en un grito con mi nombre y una convulsión recorriera tu frágil cuerpo al llegar al orgasmo. Tu esencia cubría mi mano que no dejaba de tocarte, te apegaste más a mi cuerpo mordiendo un poco más fuerte mi hombro entonces conseguí por última vez entrar en ti y tocar el cielo del éxtasis. Por un momento me permití sentir como mi esencia lograba llenarte de mí, tú sonreías realmente complacido e inconscientemente alcé mi mano para lamer con gusto mis dedos llenos de ti. Lo que te causó aún más satisfacción de la que ya sentías.

Caí sobre tu pecho percibiendo por fin el cansancio, habías desenvuelto mis caderas con el amarre de tus piernas y yo gentilmente me había retirado de tu cuerpo con algo de protestas de tu parte. Acariciabas mi cabello, al parecer todavía tenías energías pues con un rápido movimiento pudiste cambiar de posiciones para besarme en los labios y susurrar provocativamente en mi oído – Gracias…Tet-chan…ahora mereces una recompensa…porque…eres MIO -. Recalcaste la última palabra sonriendo maliciosamente, todo para ti es como una competencia que debes ganar sí o sí.

Con gracia felina te movías sobre mi pecho, tus labios marcaban mi cuello con el típico camino. Mordiendo y lamiendo de manera posesiva la extensión de este. Pasando a mordisquear mis lóbulos al igual que mis labios, sonriendo y disfrutando cada uno de mis suspiros. Mi pecho era cubierto con caricias que me marcaban, jugabas con mis tetillas hasta endurecerlas y escuchar un ahogado gemido. Te detuviste en la hendidura de mi ombligo, rodeándola con tu lengua para después meterla dentro y saborear mi piel. Siempre encuentras con facilidad mis puntos más sensibles y haces de ellos tus mejores aliados para sumergirme en el deseo para continuar sintiéndote.

Con precaución palpabas el interior de mis muslos, usabas tu propia piel para masajear la mía subiendo con tu pecho para juntarlo con mi abdomen y besarlo hasta hacerlo también con mi mentón y rodear juguetonamente mis labios. Mientras hábilmente nuestros miembros se rozaban, me besaste para volver a bajar esta vez a mis piernas. Desde la punta de mis pies comenzaste a besar con contemplación cada centímetro hasta finalizar cerca de mis partes más sensibles. Tus manos separaron mis piernas y con una de ellas tomaste mi anatomía masajeándola para luego saborearla en tu boca. Tal como si fuera un helado, desde la base hasta la punta, realmente me enloquecía sentir sus delicados labios sobre la parte más sensible de mi cuerpo.

No importaba nada más que sentirte, conseguías que mis gemidos aumentaran al usar ligeramente tus dientes y lamer sin dificultad mi piel. Mi cuerpo iniciaba su advertencia volviendo los pequeños espasmos en convulsiones más continuas, trataba de agarrar sin éxito las sábanas. Hyde comprendía perfectamente el mensaje y continuaba dándome placer a un ritmo más acelerado y más intenso logrando en segundos hacerme ver las estrellas. Grité nuevamente tu nombre y mi esencia era gustosa bebida por tu boca. Te divisé perfectamente lamiendo los restos de aquel líquido en tus dedos complacido.

Saltaste a mi pecho tras terminar de limpiar tus dedos, tomando mi mentón besaste mi nariz dejándome normalizar mi agitada respiración. Acercaste tu rostro respirando sobre mi mejilla, acariciando mis orejas para tranquilizarme. Suspiré aliviado al sentir mi cuerpo más relajado, te sonreí. Y tú tomaste mi cara sonriendo de esa forma triunfante, besándome profundamente. Tu lengua marcaba cada rincón de mi boca, de forma posesiva. El beso en sí era posesivo como siempre, mordías mis labios succionándolos para dejarlos más hinchados de lo que estaban. Varias veces mordiste mi lengua también a lo cual sonreías igual que un niño, sujeté tu cintura mientras finalizaba el interminable beso con un suave suspiro.

Volteaste para agarrar las sábanas y taparnos a ambos, estaba amaneciendo por lo que la luz anaranjada lograba colarse por las corinas. Te acurrucaste en mi pecho entrelazando mi mano con la tuya, nos acomodamos tapándonos un poco más para no sentir el frío. Enredé mis dedos en tu cabello y sentí como suspirabas complacido pues ya te habías quedado dormido profundamente.
Admiré su rostro, tan hermoso como siempre desde que te conocí. Un ángel llamado Hyde. Besé su cabello abrazándolo fuerte para cerrar los ojos y sentir el encanto de Morfeo hacer efecto en mí.

No hay comentarios: