martes, 19 de junio de 2012

Still I'm with you

Advertencias
YAOI: Si no te gusta el yaoi, por favor no leas.
Rating: Todo Público. Songfic.
Resumen: A través del tiempo, y de muchos problemas Hyde ha tenido la esperanza de volver a estar junto a su amado Sakura.


I'm Still with you

Ambos habíamos decidido en aquel tiempo que nuestro amor no era correspondido para los demás, y para evitar el dolor sólo nos alejamos.

Creí que aquello era la oportunidad de olvidar lo que habíamos vivido, pero muy al contrario cada día que estuvimos separados pensé en ti y en tus labios carmesí que habían dejado su huella en los míos.

Aunque pude conocer e iniciar nuevas relaciones amorosas, nunca pude sacarte de mi mente. A pesar de decir “Te amo” a las personas con las que me encontraba en esos momentos no conseguía decirlo de verdad. Y esto muchas veces me dolía, mucho más que el desprecio que sentirían esas personas al saber que no era cierto.

Tuve que fingir estar enamorado, fingir que no me hería verte pasar y que no me dijeras nada, fingir que no me sentía solo sin tu compañía, fingir… siempre fingir algo. Hasta que se me hizo tan fácil actuar, que hasta yo me asusté al percatarme de mis actos y mis palabras falsas.

Para todos a mi alrededor yo me encontraba bien, feliz de estar en la banda, feliz de estar casado con una bella mujer, feliz de tener un hijo, feliz… algo que sólo pude ser a tu lado.

Lamento hasta este momento que tu vida haya dado un largo paso hacia el lado y me dejaras continuar con esta existencia artificial, casi imaginaria. En realidad me inventé una nueva personalidad, pues el verdadero yo estaba ocultándose de todo. Enterrado en lo más profundo de mi corazón, siempre recordándome el pasado.

Mi máscara había durado tanto tiempo, que confundía la realidad con mi vida ilusoria. Mantuve mis dudas sobre mi personalidad, quizás mi máscara era mi vida real, quizás mi vida real era imaginaria. Concentré todas estas preguntas dentro de mis creaciones musicales, cuestiones existenciales, cuestiones religiosas ¿Por qué Dios me había hecho perder la oportunidad de ser feliz tan rápido? ¿Por qué el creador de todo, desde lo más grande a lo más pequeño, permitía que mi vida continuara de esta forma?

Sólo encontré satisfacción en la música, era lo que me favorecía entender mis sentimientos, entender mi vida entremezclada de mentiras y falsos amores, entender que ya no podía atarme a nuestro pasado, entender que ya no podía seguir extrañando tus abrazos y besos.

Fue demasiado doloroso tener que apartar la vista de tu mano entrelazada con la de esa joven, tan doloroso sentir que eres feliz y yo no. Mi corazón se echó a morir, tras observar tu rostro lleno de placidez, lleno de esa tranquilidad que alguna vez compartiste conmigo. Mi sonrisa se hizo tan ancha en mis labios que no notaste que habías destruido todas mis fantasías de volver a iniciar nuestra vida juntos, destruido todo por lo que yo había querido seguir luchando.

Te abracé, te felicité, te sonreí, y casi lloré de la felicidad por tu boda. Era una fachada, una simple actuación barata para que no percibieras la enorme herida que me habías dejado al saber sobre las noticias de tu nueva y más profunda relación ¿Acaso yo no fui algo profundo para ti? ¿Acaso mi amor no te bastó para decidir escapar de esta sociedad conservadora? ¿Acaso mis esfuerzos por complacerte en lo que querías no bastaron, para que alguien más me reemplazara así de fácil?

En el fondo sabía que algún día te casarías, tendrías hijos y serías un gran esposo. Pero yo creí que querrías en algún instante decidirte a pasar tiempo conmigo, a pasar por lo menos un días entre mis brazos, en mi cama, algo que calmara mi dolor por algunas horas. Y aún así, nunca lo hiciste.

Tal vez, mi corazón fue demasiado ingenuo en esa época y sólo me prometiste cosas que nunca cumplirías de verdad. Probablemente nunca quisiste dejar de ser el que eres hasta ahora.

Mis labios se dejan besar, se dejan morder, pero no puedo sentir nada. Mi piel se deja tocar, se deja acariciar, pero tampoco puedo sentir nada. Quizás soy yo el que está funcionando mal, tal vez soy yo el que ha fallado en amar a alguien. Y aunque mis labios besen, mis manos toquen, y mi cuerpo pida a alguien para satisfacer el deseo, no puedo y quizás no quiero sentir nada.

Dicen que el amor es solamente una reacción química, una reacción por las hormonas de nuestro cuerpo. Pero todavía así deseo que mi corazón sea correspondido por el tuyo. Sé que ya no puedo hacer ese sueño realidad, y me duele el pecho cada vez que los veo juntos. Mi corazón se encoge con cada caricia que le entregas a ella, con cada beso, mis heridas siguen sangrando. Incluso más después de tantos años junto a ti.

¿Y qué más puedo hacer? Solamente desear que algún día vuelvas a mi lado, o que un día de estos muera con este dolor que me invade y me atormenta cada noche desde que me dejaste ese día de invierno en mi cama, solo y envuelto en las sábanas rojas.

Gomennasai Tet-chan…

♪ Still I’m with You… ♪ *Inserte la canción de L’Arc*

karete shimatta anata no hitomi wa yureru komorebi sae utsusenai kara omoi kogareteta kisetsu ga soto de hohoende ite mo kizukanai

soshite anata wa awai gensou ni dakare atarashii sekai o mitsumeteru amaku azayaka na kioku o tooi mirai ni motomete

mada minu kaze ni yurare mi o makasareba dare yori mo yasashiku yakusoku no nai ai ni akogareta mama dokomademo takaku maiagaru

tada you sono manazashi wa ima nani o utsushite nemuru no darou still i'm with you...

mada minu kaze ni yurare mi o makasareba dare yori mo yasashiku yakusoku no nai ai ni akogareta mama dokomademo takaku maiagaru

isshun no mabataki ni wa owarinai you ni yurameite miete yakusoku no nai ai ni akogareta mama dokomademo takaku maiagaru

Mi primera vez con él

Advertencias
YAOI: Si no te gusta el yaoi, por favor no leas.
Rating: PG-15 Escenas eróticas, sexo explícito.
Resumen: La primera vez que Yukihiro se siente de esta forma, y con alguien que conoce muy bien. Kenkki


Mi primera vez con él

Por primera vez pude sentir que mi cuerpo no podía responder al desorden que era mi mente en ese instante.

En un principio sentí miedo, sus manos acorralando mis caderas en contra de las suyas y su lengua explorando con ansiedad mi boca. El sabor de sus besos, ese beso, profundo e intenso, casi tratando de dejarme sin aliento.

Pero, me dejé llevar pues no era nada desagradable, y la verdad, es que esperaba en silencio que algo así sucediera con él.

Nunca antes había probado besar a alguien de mi mismo sexo, porque nunca sentí la curiosidad necesaria para llevarlo a cabo. Sin embargo, aquí estoy, dejando que todos mis sentidos despierten a las nuevas sensaciones que con rapidez van sacudiendo mi cuerpo. Entre la pared y él, no estoy seguro de lo que debo hacer. Solamente sé que sus manos recorren con delicadeza mi espalda y que mis labios desean que él vuelva a besarlos y morderlos como lo está haciendo ahora.

Pronto su rodilla presiona levemente entre mis piernas, no logro contener un gemido ahogado por su boca. Y nuevamente presiona esa zona un poco más fuerte sonriendo al escuchar mis pequeños gemidos. Por inercia paso mis brazos por sus hombros tratando de sujetarme para no caer al suelo, su lengua saborea con gusto el interior de mi boca y sus manos expertas acarician con certeza mi pecho por debajo de la camisa.

Sin darme cuenta voy deslizando mis dedos por su chaqueta y poco a poco ésta va cayendo hasta dar con el suelo, y así continúan hasta dar con los botones de su camisa de seda que con sensualidad logran descubrir su piel tan blanca como la mía.

Él detuvo sus besos para mirarme a los ojos con determinación y algo que pude ver con total claridad, pasión, el miedo me invadió nuevamente y sólo pude contener dentro de mi pecho las ganas de Salir corriendo, ya que “esto” estaba yendo demasiado lejos.

Sus largos y firmes dedos con rapidez desabrochaban mi camisa para luego sacarla con un atisbo de salvajismo de mi piel. Su boca va marcando con besos y leves mordidas mi cuello, mientras más gemidos van saliendo sin control de mi boca.

Una de sus manos acaricia mi pecho y la otra se hunde con fuerza en mi cintura, y cada vez sus dientes marcan con más lujuria mi piel, bajando hasta mi pecho, en donde aprovecha para llevarse a la boca mi tetilla izquierda. Succionando, lamiendo y mordiendo con claras intenciones, hasta endurecerla para continuar con la otra, repitiendo la tarea.

- Det- ent –e… P-or… fa-vor… - Dije en un hilo de voz, enredando los dedos en su cabello. - Te gusta… lo puedo sentir… - Respondió el subiendo con besos por mi cuello.

Con un beso profundo poseyó mi boca, sus brazos me rodearon con fuerza y me levantó. Me arrastró hacia la cama, sus manos me asieron por las caderas y su boca aún no se separaba de la mía hasta que mi cuerpo cayó en la suavidad del cobertor.

Se separó de mi cuerpo mientras me miraba con ansiedad, sus manos se encargaban de desabotonar su pantalón y luego bajar el cierre, liberándose de la incomodidad de los jeans. Y pude apreciar su pronunciada anatomía a través de la tela de la ropa interior. Se quitó los zapatos y calcetines, haciendo lo mismo conmigo, todo cayó al suelo alfombrado.

Se acercó a mí igual que un felino cazando a su presa, con precaución acechando a su víctima. Hasta que su cuerpo estuvo sobre el mío. Me besó en la mejilla, sus manos estaban ocupadas en desabrochar mi pantalón y deshacerse del cierre lo más rápido que pudiese. Agradecí en parte que hiciera aquello pues ya me molestaba sentirme atrapado en ellos.

Alzó sus brazos para tomar los míos dejándolos caer en su espalda, su lengua paseaba por la base de mi cuello y había comenzado a presionar mi entrepierna con la suya, generando un roce placentero para ambos pues sus gemidos llenaban mis oídos, que sólo lo escuchaban a él.

Se levantó otra vez, tirando de sus pantalones, hasta que estos dejaron su piel. Haciendo lo mismo conmigo, estando sobre mis caderas y tironeando con fuerza hasta arrancarlos. Mi rostro enrojeció al percatarme de que estaba semi desnudo frente a él, cerré los ojos con fuerza y él entonces tomó mi rostro entre sus manos.

- Eres hermoso… - Dijo con sensualidad alcanzando mis labios.

Sus caderas no dejaban de moverse, presionando entre mis piernas, por un momento odié ser hombre, pues mis sentidos se volvían locos al percibir tal presión. Respiré profundo intentando controlarme, pero el instinto fue más fuerte, pues difícilmente podía controlar los gemidos producidos por las caricias que una de sus manos realizaba sobre mi ropa interior.

No entendí muy bien que era lo que estaba pasando, mi vista se estaba nublando, ya que mi cuerpo sufría los efectos de las caricias pasionales que estaba recibiendo.

Mi cuerpo se estremeció al percibir que él me despojaba de la última pieza de ropa. Sus manos atraviesan mis muslos y mi baja espalda. Sólo podía ver sus ojos clavados en los míos mientras él se quitaba su propia ropa interior.

Contuve la respiración un segundo, el apreciar su excitación contra la mía, rozándose. En verdad parecía que mi sangre estaba hirviendo, nunca me había sentido de este modo con nadie, ni quiera con ninguna chica.

Mis dedos se hundían en su espalda por inercia, entonces era atacado por besos en el pecho, bajando hasta mi abdomen para detenerse en mi ombligo, en donde paseó su lengua regodeándose con mi piel. Luego empuño la mano en mi erección y subió hasta mis labios mordiéndolos suavemente al tiempo que movía la mano de arriba abajo con mediana intensidad.

Pasó un momento antes de que sintiera como si mi vientre contuviera algún líquido hirviendo, tratando de salir de forma deseperada, mis manos tiraron con fuerza su cabello, ahora más largo. Escuché un quejido de su parte, y se detuvo justo antes de que mi cuerpo sucumbiera al placer.

No pude reaccionar antes de que él me acomodara debajo debajo de su cuerpo, una de sus manos se acercó a mi boca. Pasó un dedo sobre mis labios y abrí la boca sin pensarlo, uno de sus dedos entró cauteloso en ella.

- Por favor, lámelos… - Dijo con sensualidad en mi oído.

Sólo obedecí, estaba como poseído por algo que me hacía actuar como él quería. Sus dedos estuvieron por algunos instantes aún en mi boca, hasta que él decidió retirarlos. Pronto una de sus rodillas apartaba mis piernas que estaban juntas, por una fracción de lucidez me resistí, pero luego, su boca estaba sobre la mía y sentí como uno de sus dedos se introducía en mi interior.

Despacio dentro de mí se movía, tras algunos de mis quejidos él continuó con más intensidad. Era extraño sentir que había un intruso dentro de mi cuerpo, luego se sumó otro, que se movía más rápido acostumbrándome al ritmo.

Sentía sus dedos penetrándome, me dolía y a la vez el calor de mi cuerpo iba aumentando, según la pasión que ofrecían. Retiró sus dedos de modo sorpresivo, acomodándome de nuevo en la cama. Sostuvo mis caderas para alzarlas un poco, respiré profundo imaginando lo que ocurriría.

El tiempo se detuvo y un fuerte grito brotó desde mi garganta, un dolor punzante y profundo se posaba dentro de mí. Algunas lágrimas emergieron de mis ojos cerrados con fuerza. Creí que me había partido en dos. Mi cuerpo temblaba, mi corazón latía rápido dentro de mi pecho y solamente escuchaba a lo lejos la respiración de él en mi oído.

Mis uñas se había clavado en su espalda, cuando empezó lentamente a moverse dentro de mí. Me besaba en los labios, las mejillas, el cuello, acariciaba los costados de mi abdomen tratando de calmarme.

No sentía todavía lo que estaba sucediendo era placentero hasta que sus embestidas fueron acelerándose y mis labios eran mordidos con suavidad.

Mis piernas se enrollaron en su cintura, cada embestida era más profunda, por lo que mis dientes se apresuraban a marcar uno de sus hombros. Sus gemidos me descontrolaban, me envolvían concentrándome en el placer que invadía completamente mi ser.

Una, dos, tres embestidas bastaron para que me rindiera ante el éxtasis del orgasmo. Mi mente se enfocaba en la satisfacción que él había provocado e mi a pesar del dolor que se había apoderado de mi cuerpo al principio.

Estaba ido todavía cuando sentí que él gritaba en mi oído, su esencia invadía en mi interior, y agradecí en ese segundo pues después de todo había calmado mucho la sensación de dolor.

Contuve mis quejidos cuando el se retiró de mi interior con sutileza. Estaba completamente agotado y adolorido, con dificultad percibí sus suaves besos en mi mentón y mis labios. Pude darme cuenta de que él había posado mi cabeza en su pecho mientras que él nos tapaba con el cobertor color vino.

- Déjame estar contigo… déjame estar a tu lado cada noche desde ahora… - Dijo con una voz serena y sugerente, acariciando el lóbulo de mi oreja. - Ore wa… - Respondí dudando. - Oyasumi… koi~ - Dijo él con cariño besando mi frente, asegurándose de que estaba bien abrigado. - Oyasumi… Ken-chan… -

¿Quieres ser mi amante?

Advertencias
YAOI: Si no te gusta el yaoi, por favor no leas.
Rating: Todo Público.
Resumen: Fue una noche de pasión entre dos amigos, y uno quiere continuar como compañeros de alcoba. Kenkki.


¿Quieres ser mi amante?

- ¿Cuántas veces has hecho el amor de esa manera Yuki? - Baka… sólo una y… contigo – - No te creo… - ¡Cállate! ¿No puedes cerrar la boca Ken? - Vamos… -

Ken sonrió un momento observando a Yukihiro tendido en la cama semi tapado con una frazada perteneciente a su cama, y con expresión de disgusto. Volvió a calar su cigarrillo mientras acomodaba una almohada debajo de su cabeza.

- ¿Cómo terminamos aquí Yuki? – - Estabas borracho y yo también. Creo que nos faltaba eso… - - Yo si estaba borracho, pero tú sólo bebiste coca cola ¬¬ Si mal no recuerdo… - Se puso el dedo índice en el mentón en señal de recordar. - …………- Yuki no contestó, silencio por unos segundos. - ¡¿Yuki me violaste?! – Preguntó Ken alarmado mirándolo de forma acusadora. - ¡¡BAKAAAAA!! – Le tiró unas almohadas mientras su cara se ponía completamente roja - ¡Tú fuiste el VIOLADOR aquí Ken-chan! >o< - - Anou… de hecho recuerdo que cuando lo estábamos haciendo te gustaba bastante… no te quejaste Yuki ¿Lo hice bien? ¬.- - Dijo en tono seductor - ………… - - Bueno a mí me gustó en serio… Sobre todo cuando estuviste arriba, eso fue genial y realmente exquisito *-* - Puso cara de satisfecho. - ¡¡BAKA!! – Gritó avergonzado de la situación, más rojo que antes. - Si hubiera sabido que eras tan bueno en la cama, hace años serías mi amante… - Ken-chan… - - En serio… pero como lo descubrí recientemente debo proponértelo ahora – Se aclaró la garganta y preguntó con seriedad mirándole a los ojos - ¿Quieres ser mi amante Awaji? –

Ken apagó su cigarrillo, y de pronto se encaramó encima del baterista sonriendo de modo gatuno y algo burlón. Yuki aún estaba rojo, tenía una mezcla de molestia y vergüenza en los ojos. El más alto tomó sus brazos y lo obligó a rodearle el cuello. Se acercó más a él con aire sensual.

- ¿Qué haces Ken? – Preguntó el baterista confundido sintiendo su cuerpo reaccionar ante este comportamiento. - ¿No es obvio? – Yuki le respondió enarcando una ceja – Voy a convencerte de que aceptes ser mi amante y luego podemos hacerlo otra vez… un poco más placentero ¿te parece? – - Yo…yo… >///< - - No tienes que hacer nada… yo me ocuparé de todo hoy ¿nee? ¬.- - Ken-chan... >///> - Calma, tengo bastante energía para ti koi~ Necesito convencerte de verdad, así seré mejor amante nee~ - Dijo de forma sensual comenzando a tocar los costados del abdomen de Yukihiro. - Kitamura... - Respondió Yukihiro enredando sus dedos en los cabellos del guitarrista, si bien estaba avergonzado aún las caricias del más alto eran realmente provocadoras.

Las palabras terminaron con el comienzo de un beso largo y profundo. Que más tarde sería algo más íntimo.

Era el departamento de Kitamura, después de su noche de pasión que fue originada en la fiesta del inicio de la gira del Theater of Kiss. Si la verdad Yukihiro no había bebido nada de alcohol, y pues si fue arrastrado vertiginosamente a la cama de kitamura el neko sensual y seductor.

Fin~

Oportunidades


Advertencias (1) YAOI: Si no te gusta el yaoi, por favor no leas.

Rating(2) 
PG-13:Escenas eróticas
R: Porno


L'Arc~en~Ciel - Kenkki (Ken x Yukihiro)


Yukihiro sufre ciertas dudas sobre sus sentimiento por una persona muy especial y decide enfrentarlas. Pero finalmente ¿podrá llevar a cabo su decisión?


La difícil y complicada decision de enfrentar sus sentimientos es una complicada tarea para este baterista. Quizás necesite un poco de ayuda para darse cuenta de la realidad. 



Oportunidades parte 2


Oportunidades 

Parte 2 (La venganza de Ken?)

            Sé que debí haberme quedado y disfrutar de aquella extraordinaria oportunidad, pero el maldito miedo rondaba mi mente.

            No contesté sus llamadas al día siguiente, me sentía estúpido y demasiado confundido para m mirarlo siquiera a la cara o escuchar su voz. Necesitaba su compañía, pero estaba realmente hundido en pensamientos pesimistas. Sí, eso es lo malo de mí, pienso demasiado antes de hacer cualquier cosa.

            Di mil vueltas en la cama, tratando de entenderme a mí mismo, pero lo único que verdaderamente hice fue pensar en él. Sus besos, sus caricias, su voz completamente sensual envolviéndome cada vez más. Las imágenes y sensaciones se repetían una y otra vez en mi mente y mi cuerpo necesitaba sentirlo.

            Mi cama estaba totalmente revuelta, terminé en el suelo sentado con la cabeza entre mis rodillas. No pude dormir, me la pasé recordando las situaciones en mi vida en las que no pude dar el siguiente paso para que ese momento fuera significativo y expusiera mis pensamientos reales.

            Lloré por un tiempo que no pude determinar, como hace mucho no lo hacía. Me golpee la cabeza como si fuera autista con ataques de ansiedad, incluso llegué a golpear con mi puño derecho. Estaba tan enojado conmigo mismo, soy un idiota y cobarde.

            Eras cerca de las 11 am cuando me digné a salir de mi habitación. Decidí tomar un baño, los estragos de mi desahogo se notaban demasiado en mi rostro. Al menos el agua tibia me relajaba, era un descanso después de mi batalla personal.

            Advertí que mi mano derecha estaba algo amoratada, y tenía un chichón en la cabeza. Idiota, pensé sonriendo. Al final el castigo físico me hizo comprender que estaba enamorado hasta el infinito de mi mejor amigo.

            Sonreí de nuevo, es la venganza de mi conciencia por ser tan racional y no dejarme llevar en definitiva por mis sentimientos.

Mi teléfono tenía montones de llamadas perdidas, pero no quise regresarlas y puse el celular en silencio. Vagué por un rato en mi propia casa comiendo chocolates que las fans me habían regalado, para pasar las penas de la noche. Mis pies andaban solos y yo sólo los seguía sin pensar.

            No pude resistir fumar un cigarrillo, escondido por ahí, me sentí más calmado mirando el paisaje en la terraza. El viento en mi rostro me tranquilizó bastante, cerré los ojos por un rato escuchando el entorno que me rodeaba.

            Y entonces, no sé por qué, percibí el aroma de Ken. Suspiré profundamente, sonriendo, ahora hasta mis sentidos estaban desquiciados. Una mano grande atrapó la mía, que sostenía el cigarrillo, y luego me abrazó por detrás.

- Pensé que ya no necesitabas la nicotina… - Dijo sonriendo, llevando mi mano hasta su boca para darle una bocanada. - ¿O es que acaso me necesitas tanto que vuelves a hacerte adicto a ella? – Comentó cerca de mi oído, besando ligeramente mi mejilla.
- Tú… - Respondí atónito, volteando la cabeza para verlo.
- Eres más bruto que yo, ¿verdad? – Comentó dándome la vuelta, sin dejar de abrazarme. - ¿De qué mierda tienes tanto miedo, Yuki? ¡He estado esperándote por siglos! ¡Había esperado tanto que me dejarás besarte de la forma en que pude hacerlo la otra noche! ¡¿Sabes cuántas veces soñé con tener el valor de acercarme a ti y besarte?! – Dijo alzando la voz, apretándome fuerte contra él.
- Ken… es que… - Balbuceé sin querer mirarlo. – Tengo… miedo… de que esto… no funcione… Ken-chan… - Respondí avergonzado de mí mismo.
- ¡Deberías intentarlo, antes de pensar en eso, Yuki! – Puso una mano en mi mentó obligándome a verlo. - ¿No dormiste, verdad? – Acercó sus labios a los míos y se detuvo a milímetros. – Apuesto a que te golpeaste la cabeza como autista y golpeaste la pared con una de tus manos… - Sonrió de forma gatuna y me besó suavemente. –
- Pero, entonces… - Dije sonando completamente vulnerable e infantil.
- Entonces… voy a besarte y hacerte muchas cosas que he estado soñando hacerte… - Dijo arrastrándome con él hasta la sala, entre caricias y besos leves.

            Sus manos se aferraron a mi cintura con fuerza, y sus labios atrapando los míos con cierta brusquedad. Mientras me dejaba llevar por esas caricias, cada una de las sensaciones que habían sido despertadas ayer, regresaron multiplicadas por 1000. Y gemí sin control al percibir su erección contra mi entrepierna.

            Kitamura se dio cuenta y se apresuró a ejercer más presión  en esa zona con una de sus rodillas. No pude evitar gemir nuevamente y rodear su cuello, sólo le correspondí con besos mientras él continuaba con aquella tortura deliciosamente culposa.

- De-ten-te Ken ah~ - Dije en un hilo de voz tratando de calmarme.
- No quiero… - Respondió mientras mordía el lóbulo de mi oreja y jugueteaba con su lengua. – Me encanta que te resistas tanto… me excita más… - Sonrió besando mi cuello hasta llegar a mis labios.
- Ken… por-fa-vor – Alcancé A decir luego de ser prácticamente ahogado por sus besos.
- Me detendré… pero a cambio… - Comentó sonriendo maliciosamente. – Probarás el amor que tengo guardado para ti… probarás cada una de las cosas que he soñado hacerte… en la cama… ¿nee~? – Besó mi cuello apaciblemente, levantándome del sillón en el que me había tumbado, para arrastrarme otra vez, hasta mi habitación, hasta mi cama.

            Entre besos profundos y caricias sobre la ropa, me tocaba casi con violencia- Lo cual me asustó un poco, pero debo admitir que también me estaba excitando.

            Me dejó sobre la cama, quitándose coquetamente la camisa que llevaba puesta y más tarde su pantalón con expresión sugerente. Mi cuerpo no podía controlar la necesidad de ser tocado por él, y que con gusto dejaría le dejaría hacer lo que quisiese conmigo.

            Se acercó sonriendo al verme tan confundido, me besó con ternura y antes de separarse de mí mordió mi labio inferior. Empujándome hasta quedar totalmente tendido en la cama.

            Mi corazón casi se me salía del pecho, me sentía desnudo ante su mirada ladina. Creí que con solo mirarme de esa manera lujuriosa, relamiéndose los labios y una sonrisa socarrona, ya me estaba violando.

            Puso una de sus manos sobre mi pantalón, tanteando el camino con algo de duda. Jugaba con el borde de mi pantalón, sonriendo con cierto misterio, luego con un dedo subía lento en línea recta desde mi ombligo hasta mis tetillas. Se inclinó para dejar besos en mi quijada hasta quedar sus labios cerca de mi oído, sus manos tomaron mis muñecas alzándolas sobre mi cabeza para sostenerlas con fuerza.
          
- Demonios, Yuki… Estoy tan caliente, que se me ocurren un montón de cosas que quiero hacer y no sé por dónde empezar… - Dijo de forma sensual alcanzando a morder despacio el lóbulo de mi oreja.
- Eres un… - Me vi interrumpido al percibir una exquisita presión sobre mi sexo despierto. Kitamura se movía sobre aquella zona, demasiado sensible en esos momentos, a un rintmo acompasado y algo demandante. – Kita…mu…ra~ -  Dije más para mi mismo que para él.
- ¿Dime, qué quieres hacer Yuki? – Decía mientras se deshacía de mi camiseta y besaba mi pecho desnudo. - ¿Quieres jugar conmigo? – Bajaba lánguidamente mi pantalón, hasta deshacerse de él lanzándolo al suelo.
- ¡¿Por qué me torturas?! – Reclamé golpeando uno de sus hombros con el puño, sin resistirme a sus acciones.
- Para que sepas cuanto me gustas… cuanto te deseo Yuki… - Acomodó mis piernas a cada lado de su cintura, besándome otra vez. – Eres perfecto… y quiero que sientas lo que yo siento cuando pienso en ti… - Me besó delicadamente mientras comenzaba a mecer sus caderas frotándose contra mi entrepierna con fuerza.

            De un momento a otro sentí que la habitación me daba vueltas, que el cuerpo de Ken sobre mí estaba demasiado caliente. Respiraba con dificultad, aferrándome a Kitamura por el cuello, devolviéndole besos y más caricias en mi piel.

            Cada vez que se movía mi cuerpo necesitaba más, en un ritmo frenético. Nunca había sentido esto con alguna de mis novias, pero ¿por qué con Kitamura podía hacerlo? Mis gemidos eran increíblemente fuertes, incluso me pregunté a mi mismo si yo era quien emitía aquellos sonidos tan sonoros y explícitos. Quizás Ken me había de alguna forma ¿liberado?

            Pronto él con precisión logró encender ese fuego invisible en mí, las olas de electricidad que recorrían mi piel hacían que mi cuerpo se contorsionara para evitar el final de aquella exquisita fricción. Pero, sólo por algunos segundos, pues sin siquiera advertirlo, ya había llegado a su fin.

            Mi respiración entrecortada, su gemido antes de llegar al orgasmo, invadieron mi mente. ¿Era real? Estaba verdaderamente más confundido que antes, sintiendo sus labios buscar los míos sin antes entrelazar mis manos con las suyas. Su respiración agitada, junto con una sonrisa de placer en sus labios, aún sobre mi cuerpo tratando de recuperar el aliento.

            Cuando estuvimos más calmados, sonrió gatunamente mordiendo un poco mi mentón y dejando un beso para disculparse por ese arrebato.

- Esto… es sólo el principio… Yuki… - Besó mis labios, chocando nuestras narices (como los besos entre esquimales [?]) – Podría dedicarme solamente a hacerte gritar del modo que lo hiciste, esto es mucho mejor que mis fantasías sexuales… - Bajó una de sus manos rozando mi muslo, para apretarlo un poco. – ¿Debo detenerme ahora? ¿O puedo violarte con tranquilidad? – Dijo sonriendo con expresión entre pervertida e infantil.
- ¡Ken! – Exclamé golpeándole la cabeza con el dorso de la mano, completamente rojo ante sus comentarios.
- ¿Qué? ¿Acaso no te diste cuenta que lo disfrutaste bastante? – Se acercó a mi oído y dijo con sensualidad. – En verdad quiero que pruebes mi amor… delicioso y placentero amor por ti… -

            No me dejó responder, me vi  atrapado en aquellos labios tan expertos, que parecían querer ahogarme.

            Sus dedos inquietos se paseaban por mi cintura y mis muslos, pellizcando a veces para avivar la pasión, que a pesar de todo ni siquiera había dejado salir completamente de mi cuerpo. Sus caderas meciéndose lento, como si estuviésemos bailando alguna melodía cadenciosa que nos sumergía en esta realidad paralela en la cual no me importaba que alguien pudiera escuchar los sonidos que ambos emitíamos sin control.

            Pronto Kitamura se deshacía de nuestras últimas prendas que cubrían nuestros cuerpos, y de paso limpiando un poco lo que había quedado de aquel orgasmo anterior. Sus manos, alcanzaron alguna toalla que se encontraba en el suelo, con maestría logró limpiar toda aquella zona “manchada”. Luego de lanzar aquel pedazo de tela, se dispuso a rozar con sus dedos mi miembro. Explorando y conociendo aquellos lugares.

            Suaves roces en mi sexo despierto, como si quisiera seguir jugando, o continuar deleitándose con mis expresiones de vergüenza. De arriba abajo, empezando a mover su mano más rápido cada vez que mi boca emitía sonidos de placer. Luego, con la mirada llena de curiosidad unió su erección con la mía, sonriendo más tarde ante la deliciosa fricción que había descubierto.

            Reiteradas frotaciones, que dejaron a mi cuerpo incapaz de aceptar alguna orden de mi mente. Momento en el cual, Kitamura decidió dar el siguiente paso a esta aventura. Sentí que su miembro tanteaba mi entrada, sin querer adentrase aún, pero manteniendo la cercanía. Hasta que algo frío fue derramado en la zona, traté de mirar hacia mi parte baja, pero Ken atacó mis labios con ansiedad.

            Con algo de curiosidad traté de nuevo de ver de qué se trataba, sin embargo fue inútil al percibir una leve y luego profunda intromisión en mi entrada. Se sentía incómodo, pero después al ser simplemente atacado con besos y otras caricias de parte de Ken, estaba empezando a ser agradable. Y otra vez más presión, mi cuerpo comenzaba a estar realmente caliente ante estas nuevas sensaciones, no podía hacer nada más que entregarme sin cuestionar nada.

            En alguna parte de esa “preparación”, Kitamura se apresuró a tomarme de los muslos y alzar un poco más mis caderas apegándolas a su cuerpo. Mi cara estaba totalmente roja y sudada, pero parecía que lo único que podía hacer en ese minuto era apretar las sábanas entre mis manos. Cerré los ojos con fuerza, entendiendo qué era lo que seguía después de todo ese mar de caricias.

            Fue un dolor intenso y realmente agudo, algunas lágrimas brotaron, apreté las sábanas y las mandíbulas con toda la fuerza que podía para soportarlo. Sentí mi interior arder y quemarse, mientras él a pesar de notar mi sufrimiento decidió entrar completamente para entonces detenerse. Grité de dolor, conteniéndome de hacerlo de nuevo cuando Ken me mirase.

- Yuki, lo siento… - Dijo Kitamura compungido y casi llorando igual que yo. – No pude… - Se disculpó escondiendo su cabeza en mi cuello, tratando de no moverse para no causarme más dolor, besaba mi cuello con dulzura.
- Cállate… sólo… espera un poco… yo… - Hice una mueca de molestia, y lo abracé fuerte del cuello. – Idiota… todo contigo es complicado u.u. –
- Yo no soy complicado, tú eres el difícil que me incita a violarte… - Hacia un camino hasta mi boca, con besos cortos y amables. – Aún así te quiero, Yuki… ¿déjame quererte? – Preguntó mirándome a los ojos incorporándose un poco.

            No contesté, sencillamente me sujeté de su cuello y contuve el aliento. Ken se movió lentamente, dándome espacios de tiempo para ajustarme a la sensación. Mis uñas se clavaron en su espalda, pero al mismo tiempo que percibía un poco de dolor las olas de placer aumentaban. Fui arrastrado rítmicamente al calor de la pasión, las manos de él sosteniendo mis caderas que eran apretadas con fuerza cada vez más.

            Los gemidos repletaron la habitación, mientras trataba de seguir el compás que lideraba Kitamura. Mi vista estaba nublada, y escuchaba tan cerca los gemidos de Ken que no podía distinguirlos con los míos. Las ondas de placer seguían aumentando mientras más rápidas y profundas eras aquellas embestidas.

            El calor pronto se concentraba en mi vientre, pero yo no quería que esta exquisita tortura se terminara. Era tan delicioso, la extraña certeza en sus embestidas, las necesitaba cada vez más. Con un rápido movimiento puso mis piernas en sus hombros, acortando la distancia entre nosotros. Agarró mis manos entrelazándolas con las suyas, para decirme al oído:

- Esto es cuanto te deseo… Yuki… - Dijo mientras me penetraba con más fuerza, tocando aquel punto que hacía que mi cuerpo se sintiera explotar.
- Ahhh… -
- Esto es cuanto te quiero… - Decía mientras nuevamente se fundía conmigo.
- Ken… -
- Esto es todo… es para ti… - Besó mi cuello, y sin detenerse.

            La piel de Ken, se sentía tan caliente o más, que la mía. Mi erección atrapada entre nuestro vientres estaba siendo mejor estimulada y los choques eléctricos recorrían ya mi cuerpo entero. No podía dejar de gritar, lo más fuerte que podía, mi cabeza se echaba hacia atrás cada vez al percibir esas placenteras arremetidas.

            Una, dos, tres, penetraciones más bastaron para que tocara el cielo/infierno. Grité tan alto su nombre que creí que mis cuerdas vocales se romperían. Y luego mi cuerpo se dejó caer, agotado tratando de recuperarse.

            Kitamura, al percatarse de esto, tardó un segundo en llegar al orgasmo gritando en mi oído algo que pude entender como “Te amo”. Se dejó caer sobre mi exhausto. Colocando mis brazos en su espalda y descansando su cabeza en uno de mis hombros.

            Nuestras respiraciones agitadas se iban normalizando, mientras acariciaba sus omoplatos y él besaba mi hombro levemente. Por varios minutos no dijimos nada, sólo nos acariciábamos suavemente, como no queriendo romper la magia después de este acto carnal. Se retiró de mi interior cuidadosamente, preocupándose de no causar ninguna molestia.

            Enredé mis dedos en su cabello, estaba húmedo y desordenado. Sonreí pensando en que así se veía mucho más atractivo que cuando una estilista lo arreglaba para alguna sesión de fotografías. Puso sus manos en mi frente despejándola de los mechones de cabello rebeldes y el sudor que perlaba mi piel.

- Te ves más atractivo después de tener sexo Yuki… - Dijo sonriendo divertido. Fruncí el ceño tirando un poco de su cabello.
- Idiota… - Hice una mueca de desagrado y le saqué la lengua.
- Vamos a hacerlo otra vez, a ver si tu cara es mucho más linda que ahora… - Dijo mientras me besaba en la nariz sonriendo.
- ¡Ken! – Exclamé incorporándome un poco, pero él me detuvo.
- De verdad… te ves más bonito después de hacerlo… Brillas… - Dijo, esta vez tornándose más serio. – ¿Puedo hacerte brillar muchas veces? Toda la vida, si quieres… - Me miró con expresión gatuna, acariciando mis orejas, que estaban de nuevo rojas al escucharlo.
- Yo… - Respondí, dudoso.
- Bueno, te obligaré entonces… voy a tener que domar a mi Yuki salvaje y huraño… - Suspiró sonriendo dulcemente. – Estoy dispuesto a cualquier cosa… a quererte hasta el infinito por ejemplo… a violarte… también es una opción… - Comentaba a la vez que posaba su cabeza en mi pecho.
- ¿Estás hablando en serio? – Pregunté incrédulo.
- ¡Ves, eres más bruto que yo! – Exclamó, burlándose de mí. – Voy a explicártelo mejor, ¿nee? –
- ¿Qué vas a hacer? – Pregunté al tiempo que él me tomaba en sus brazos, cual princesa de cuentos de hadas.
- Vamos a darnos un baño, y luego… pues… tendré que violarte… - Me dijo de forma socarrona caminando hasta el baño, deteniéndose en el marco de la puerta. –
- ¡Pero, Ken-chan, bájame! – Dije pataleando entre sus brazos.
- ¡No! – Puso una mano en mi mentón y me hizo mirarlo. – No voy a perder otra oportunidad, para expresar lo que no puedo decir con palabras… - Besó mis labios y finalmente entramos al baño.

            Sí, hizo exactamente lo que había prometido. Por lo cual terminé con varias marcas imborrables por días.

            Pude seguir a mi corazón, y hasta el momento a pesar de mis pequeñas dudas he continuado creyendo que el idiota de Kitamura me hace feliz. Y estoy más tranquilo sabiendo que él, cada vez que percibe mis dudas me calma entregándome su amor, como él mismo dice.

            Creo que, al fin y al cabo, Ken fue quien aprovechó la oportunidad y yo solamente lo seguí.
            
FIN

Oportunidades 1 parte


Oportunidades
1era parte.

            A veces siento que sólo fue casualidad o suerte, haber entrado a la banda y conocerte. Haber usado sin intención la relación de trabajo para saber sobre tu vida, tus gustos, tus penas, tus alegrías y hasta tus formas de conquistar a chicas hermosas.

            Me era difícil creer que alguien tan extrovertido y capaz de hacer reír a un muerto, podrías necesitar mi compañía en sus tiempos de soledad. Nunca experimenté antes una amistad tan profunda con alguien, hasta que te encontré a ti.

            Siempre bromeabas conmigo, a pesar de estar enojados. La mayoría del tiempo estabas pendiente de mi paradero, no sé si era por tu seguridad o simplemente era para que tu amigo – guardián – nana – personal estuviera al tanto de tus actividades y supiera cuando debía recoger al bulto y entregarlo en su casa sano y salvo.

            Si no tenías comida en tu departamento ibas al mío, si no tenías películas te instalabas en mi living. Buscabas excusas para ir y abusar de mi confianza y mi personalidad mucho más hogareña que la tuya. Aún así, me encantaba tenerte cerca, reírme hasta el cansancio de tus bromas, hablar en doble sentido sin importarme de los demás, acompañarnos mutuamente mientras mirábamos algo en la televisión.

            No comprendí en un principio el sentimiento que me invadía cada vez que estaba contigo, mi corazón latía últimamente más rápido cuando tus ojos se posaban en mí. Cuando de repente te acercabas para hacerme cosquillas o ayudarme con la guitarra, pues estaba aprendiendo a tocarla, o cuando debías ayudarte con la práctica de la batería. Era muy extraño para mí sentirme nervioso con tu presencia, me había acostumbrado a tus actitudes infantiles y luego esto… tener que controlar cómo reaccionar frente a ti.

            Consideré apropiado alejarme por un tiempo para poder comprender qué me sucedía, y coincidió con el receso de 2 años. Aunque mantuve contacto con todos, las llamadas telefónicas o noticias tuyas eran las más importantes, a pesar de que controlaba que todo eso fuera lo más distante posible. No quería escucharte, no quería confundirme más con la mezcla de cosas que sentía sobre ti.

            Luego de seudo - aceptar que era todo aquello, vinieron los proyectos nuevos. Y de igual forma mi “nueva” actitud al enfrentar mi situación, buscaría la oportunidad o así al menos lo tenía pensado hasta verte otra vez.

            En ocasiones mi mente divagaba con tan sólo ver tus labios, reclamándome segundos después que me parecía a cualquier adolescente fanática de tu estilo con la guitarra y obviamente de tu personalidad, además de ser parte de L’Arc~en~Ciel. En otras mi mente se enfocaba tanto en el trabajo que no tomaba en cuenta tus insinuaciones y tus comentarios sutiles, justo cuando Hyde se encontraba presente.

            Permanecí absorto en mi inútil manera de tratar de acercarme como algo más a ti. Y muchas veces me pregunté si era real lo que sentía, si era correcto arriesgarme a perder tu amistad, tu confianza, tus bromas y todo lo que implicaba nuestra relación.
            Recuerdo que habíamos ido a celebrar algo en tu departamento junto con Tetsu, Hyde y todo el staff de L’Arc. Mi meta se veía demasiado lejana, así que había dejado de intentarlo, si a veces me siento un cobarde por eso.

            No sé cuántas copas tenías encima, pero estabas bastante animado molestando a Tetsu por cosas del pasado. Necesitaba aire fresco, la mayoría de la gente había partido a sus casas o a algún antro de perdición en el centro. Sin más que una seña a Hyde me escabullí hasta la habitación de invitados para esconderme entre el balcón y los ventanales polarizados. Me sentía frustrado y un poco asfixiado en aquel ambiente de apariencias y engaños, la verdad me hartaban las conversaciones sobre modelos aquí, modelos allá, que quien se acostó con quien, solo cosas superficiales y alcohol.

            Encendí un cigarrillo, el último en la cajetilla, y di una bocanada profunda. La brisa desordenó mi cabello, y respiré aliviado mirando las luces de la ciudad. Un paisaje conmovedor, sin duda, las “estrellas” de la selva de cemento.

- ¿Doushite no, Yuki? – Preguntaste preocupado mientras te instalabas a mi lado.
- ¿Ah? – Respondí sin entender realmente la pregunta, y sin voltear a verlo.
- No te hagas el tonto… sabes a qué me refiero… - Dijo en tono irónico con aires de sabelotodo.
- No estoy para bromas, Kitamura… - Respondí indiferente, tratando de no darle importancia a su afirmación.
- No bromeo cuando se trata de ti… - Dijo al tiempo que me quitaba de la boca el cigarrillo para meterlo en la suya y darle una bocanada. – Cuando estamos solos… lo sabes… -
- ¿Cuánto has bebido? – Pregunté haciéndome el tonto.
- Lo suficiente para darme cuenta de que estás triste… - Puso sus manos en mis hombros para darme la vuelta y mirarme. – Yuki… -
- No es eso… - Respondí cansado.
- Dímelo… quiero saber… - Se acercó a mí poniendo sus brazos en los costados de mi abdomen para que no pudiera huir, lanzando el cigarrillo más tarde al suelo.
- Sí, seguro Kitamura… - Dije de forma irónica sintiendo mi corazón acelerarse.
- Dime… - Se acercó más a mí, apegándose a mi cuerpo y su rostro a centímetros del mío.
- Déjame en paz… - Protesté empujándolo un poco. Lo cual dio como resultado que nuestros labios se unieran por unos segundos. Me separé de él intentando mantener la calma que no me quedaba. Mi rostro enrojeció por completo, mientras que él sólo sonrió para sí mismo.
- ¿Estás rojo verdad, Yuki? – Preguntó él sonriendo ampliamente mientras yo entraba a la habitación y él me seguía detrás.
- Baka… - Respondí enojado.
- Fue muy corto para saber que se siente ¿Qué tal si ahora lo hacemos bien? – Dijo agarrándome un brazo.
- No, Ken… no… - Respondí alzando la voz angustiado, al momento que él me empujaba para rodearme con sus brazos.
- ¿No qué? ¿No quieres que te bese? ¿O no quieres admitir de una vez que te gusto? – Preguntó algo molesto sujetándome más fuerte hacia él. Lo miré confundido y atónito ante sus palabras.
- Ore wa… ore… watashi… wa… - Bajé el rostro con ganas de matarme, dudaba de esta oportunidad ¿Por qué?
- Baka… - Dijo juntando su frente con la mía, mirándome divertido - ¿Crees que eres el único que se siente así? – Levantó mi rostro sonriendo con aire coqueto. – Eres más egoísta que yo… y ciego… y sordo… y… por eso me gustas… - Rodeó mi cintura acercándome más a su cuerpo, sus labios rozaron los míos.
- Ken… - Respondí en un hilo de voz.
- No te hagas el inocente con esa vocecita… aunque me guste… deberías haberlo descubierto hace siglos Yuki… - Echó hacia atrás un mechón de mi cabello, tomó mis manos para pasarlas por su cuello para que lo rodeara. – Te mandé mensajes subliminales con insinuaciones… chistes… canciones… regalos… -
- Yo creí… que tu… estabas saliendo con esas chicas…y que tu… -
- ¡Dios! ¡No critiques mi vida sexual hasta que la pruebes por ti mismo! ¿nee? – Exclamó terminando con un gesto coqueto.
- ¡Ken! ¬¬ - Respondí algo apenado.
- Jajajajajajajaja… ¿Qué, no quieres? 1313 Tengo una buena cantidad de amor guardado sólo para ti… 1313 –
- Baka… -///-
- Es verdad… - Sus labios rozaron de nuevo los míos…- Lo descubrirás… nee~.
- Ore…wa… -

            Una de sus manos tomó mi nuca empujándola hacia adelante, su boca atrapó la mía en un beso profundo y largo. Era más delicioso que en mis sueños, era un juego que Ken sabía dominar muy bien.

            Pronto me vi sumergido en una ola de excitación que jamás en mi vida había experimentado. Su boca, su lengua, se ajustaba perfectamente a la mía. Sus manos  recorriendo mi espalda y tomando mi nuca para controlar la profundidad del beso.
           
            En alguna parte de aquello habíamos terminado en la cama, él arriba buscando mi piel, apegándose más y más a mi cuerpo, que ya comenzaba a exhibir los signos del placer que Kitamura me estaba otorgando.
- Deten…te… Ken… - Dije entre besos y caricias más íntimas.
- ¿Por qué? – Respondió él presionando con su rodilla entre mis piernas.
- Ah… los demás… todavía… -
- Se fueron… - Besó mi cuello mordiéndolo ligeramente.
- Ken… por – fa – vor… - Dije conteniéndome de gemir.
- Yuki… - Se detuvo y me miró con ansiedad presionando nuevamente con su rodilla. Mis uñas se incrustaron en su espalda levemente mientras de mis labios se emitía un gemido grave, no pude evitarlo. – No me hagas esto… yo…-
- No estoy listo para esto…Ken… - Dije tensándome completamente frente a sus caricias y besos.
- Yo te ayudo… no te preocupes por eso… - Besó tenuemente mis labios alcanzando con su mano a rozar m entrepierna. – Estás igual que yo… Yuki… por favor… - Dijo en tono casi suplicante y sensual.
- No… no puedo… no puedo… -

Lo empujé un poco para detenerlo, me senté en la cama con intenciones de irme, a pesar de sentir lo contrario. Me mordí el labio inferior recordándome el lado racional de mi cerebro, él me abrazó por detrás mordiendo suavemente mi cuello.

- Tengo que irme… - Dije sin siquiera mirarlo.
- No… por favor… - Contestó algo apenado.
- Lo siento… - Me zafé de su abrazo y me levanté rápido, no quería mirarlo para no arrepentirme de haberme ido.
- No… perdóname Yuki… yo me dejé llevar… yo… - Trató de disculparse. Se golpeó un poco las mejillas tratando de calmarse.
- No importa… - Sonreí un poco, era tan ridícula esta escena en mi cabeza. Avancé un poco ordenando mi ropa, buscando mi chaqueta para ponérmela de nuevo.
- Lo siento… - Dijo cuando voltee a mirar la habitación. – No puedo resistirlo… - Comentó algo embobado mirándome en la oscuridad.
- Yo… lo siento… - Respondí apresuradamente, esa voz me estaba mareando de nuevo, quería salir de allí lo más rápido posible. – Debo irme ¿sí? – Caminé un poco acomodándome la chaqueta.
- Ahá… te llamaré entonces… mañana quiero verte ¿sí? – Dijo esperanzado, alcanzando mis labios por un momento. Un beso corto de despedida.

Me acompañó hasta la puerta, ambos todavía un poco atontados después de lo que pasó en la habitación. Me di la vuelta para despedirme, con un gesto con la mano.

- Ja ne, Ken-chan… - Dije avergonzado, sin querer mirarlo a los ojos.
- Ja… - Respondió él sorprendiéndome con un beso fugaz.
- Ken… - Contesté apenado tapándome los labios.
- ¿Si? – Preguntó mirándome fijamente, lo miré algo sonrojado.
- Me gustas… - Respondí en una suerte de ataque de honestidad que hizo que mi cara estuviera roja como a punto de explotar.

Kitamura sonrió divertido, y yo me fui casi corriendo hasta el ascensor del edificio. En ese lugar golpee fuerte mis mejillas para dejar de sentirme como adolescente desesperada. Enfríe mi mente pensando en cosas triviales y escapé del condominio lo más rápido que pude. Estaba completamente confundido. ¿Por qué demonios no me quedé?

Kitamura Baka Ken


Kitamura Baka Ken

Lentamente los delicados rayos anaranjados van bañando nuestros cuerpos desnudos cubiertos de cristalinas capas de sudor. Tus ojos cerrados y tu boca abierta, jadeando ambos en algún ritmo inexplicablemente armonioso. Mis manos rodean tu baja espalda. Caricias en tus cabellos suaves, es como un rito esta escena de nosotros antes de dormir plácidamente.

Cada día pienso en la manera de sorprenderte al llegar a tu lado, un beso, una caricia, un detalle que demuestre todo el amor que embarga mi corazón cada vez que pienso y veo tu bello rostro.

Desde el primer día que te conocí, causaste un pequeño y tibio sentimiento, el cual a medida del tiempo creció hasta llegar a lo que es en estos momentos.

Quizás fue el destino que me llevó a conocerte aquel día, quizás fue todo planeado para poder estar cerca de ti y de esta forma tan intima.

Nunca demostré lo que sentía por ti, mi modo de pensar en aquel tiempo no se adecuaba a la idea de que podía amar y querer a alguien del modo en el que lo hago hasta el momento. Solo me dedicaba a mirarte desde lejos, a apreciar tus silenciosos comentarios sobre nuestra música. A estimar día tras día nuestra relación de amistad, y gracias a esto es que podía aún acercarme todavía más a tu dulce existencia.

Muchas veces me tenté de besarte cuando estaba medianamente ebrio, disculpándome después por mi equivocación. Otras veces solo fantaseaba con tenerte entre mis brazos para acariciar tu cabello. Tantas oportunidades fallidas frente al miedo de lo que pasaría después, conseguía ahogar mis penas y mis dudas en un vaso de alcohol y alguna chica linda que reuniera cierto tipo de expectativas. Siempre maldiciéndome después de aquellos actos tan comunes para mi "personalidad".

Estuve cerca de 6 meses tratando de entender todo lo que sentía por ti, cientos de veces negué la existencia de este sentimiento para no sufrir más de lo que ya sufría cuando no estabas cerca de mí. Y sin querer uno de mis amigos descubrió mi gran secreto. No sé ni tampoco entendí como demonios lo supo, yo cuidaba todos mis pasos y mi actitud, tenía que actuar. Y él, tan perceptivo como lo ha sido desde siempre, Tetsu, quien a pesar de todo me comprendió a la perfección y me aconsejó.

Cuando tuve esa oportunidad, la tomé en mis manos y concreté mis metas.

Tetsu me había dado las herramientas perfectas para llevar a cabo mi fantasía, una tarde de "ensayos" en casa de esa persona. Por supuesto era una "mentira", pues solo yo asistiría a esa reunión. No supe tampoco como Hyde no fue, seguramente Tetsu le habrá dado otra "excusa" más ventajosa para él mismo.

Tu casa estaba bastante alejada, pero aún así puse todo mi entusiasmo en la conducción de mi automóvil. Esperaba ansioso cada luz verde, miraba a la gente, miraba el cielo, ¿habrías estado pensando en mí aquella noche?

Me detuve en frente a tu puerta, tragando saliva de repente por el nerviosismo. Sonreí segundos después al ver lo cursi y estúpido que me había puesto por tu causa. Abriste después de mis toques ansiosos en el timbre, sonreíste amablemente mientras me invitabas a pasar.

Tu casa siempre mantiene ese aire hogareño moderno, que me hace aceptar cualquier cosa que puedas ofrecerme. Un ambiente adecuado para poder hablarte sobre lo que pasaba conmigo.

Luego de una cerveza, y tu de una coca cola, hablamos sobre lo que sería el "ensayo" ese día. Claro sabía que aquello no iba a suceder, pero era hipnotizante la manera en que tus labios se movían al hablar. Más tarde Tetsu te había llamado, dándote las excusas pertinentes. A lo que aceptaste sin ningún reclamo después de verme incrustado en tu sillón jugando algún videojuego con tu Nintendo Wi.

Mis intenciones eran claras en esos instantes, decirte lo que me pasaba y tratar de explicarte con un beso todo lo que sentía. Pero de pronto me vi envuelto en algún temor inexplicable, cuando jugabas concentrado en la pantalla del televisor, cuando sonreías de manera juguetona al ganarme todas las partidas de tenis. ¿Podrías aceptar quererme? ¿Podrías aceptar que yo te quisiera de ese modo? Me preguntaba a cada segundo cuando te observaba sonreír.

No supe en que segundo te acercaste a mí en el sillón, la cercanía hacia ti me hizo erizar la nuca y luego recorría mi espina dorsal. Me miraste extraño, preguntándome qué me pasaba para haber dado ese salto. Respondí que nada, y me mantuve mirando un punto fijo en el televisor.

Todavía estaba perdiendo, así que te apiadaste de mí, y tus manos sobre las mías me hicieron recobrar la esperanza contigo. Me enseñabas a jugar esas cosas, y tus manos continuaban sobre las mías. Creí que me pondría rojo como tomate si te acercabas más a mí, pero no ocurrió así. De hecho me sentí mas confiado, y consideré que las cosquillas eran apropiadas para comenzar a convencerme.

Ataqué primero tu estomago, y empezaste a retorcerte para no reír. Luego fueron los costados de tu abdomen, y finalmente tus axilas, por lo que atacaste también para defenderte. Ambos nos retorcimos en el sillón, tratando de contener la risa que nos invadía. De repente caímos al suelo, mis manos estaban a los lados de tu rostro sonrojado por nuestros juegos y las tuyas se encontraban a la altura de tus hombros, al igual que yo. Te miré un segundo con tentación, y solamente me dejé llevar por el instinto. Mis manos tomaron las tuyas, con fuerza pero sin hacerte daño. Para que no pudieras escapar antes de mi sorpresiva acción, y sin pensar me lancé a tus labios sonrojados.

Un beso, por fin un beso de tus labios pequeños. Comenzó siendo algo resistido, mantuviste cierto recelo que duró cerca de algunos segundos. Pero no dudé, y solo seguí lo que mi corazón me pedía. Continué besándote, suave e intensamente, era lo que en verdad sentía por ti. Relajaste tus manos, y me apresuré a soltarte. Pues no quería presionarte más, e incluso quise detenerme pero tus brazos se pasaron alrededor de mi cuello sujetándose con fuerza para seguir con nuestros besos en el suelo.

Me estaba derritiendo por la forma en que tu boca se aprestaba a permitir la entrada de mi lengua, tus labios rozándose con los míos, aceptándome, entregándose a mi boca. Lentamente mi lengua marcó su camino dentro, y la tuya se apresuraba a hacer lo mismo. Uno a uno los besos se hacían más profundos, casi podía sentir como la sangre se me estaba subiendo a la cabeza por las delicadas formas en que me besabas.

El aire pudo más que nosotros, y nos obligamos a detenernos, ambos agitados nos mirábamos. Tu acariciabas mi cabello enredando tus finos dedos en el. Y por primera vez en mi vida me sonrojé al entender lo que había hecho.

No sabía si era un sueño o era de verdad, y solo lo miré por un rato.

- Yo... -
- Baka... - Dijiste alcanzando a rozar tus labios con los míos - Ya lo sabía... -
- Yo... - Otra vez sentí que mis mejillas estaban calientes - Lo siento... -
- He aprendido a percibir tus indirectas...-
- Demo... -
- Y estas tartamudeando... Te grabaría, pero es una situación comprometedora para ambos...
- Yuki... - Posé mi mano en tu mejilla y sonreí idiotizado
- Idiota... me gustas así como eres... Ken-chan - Sonreíste de nuevo acercándote a mi boca.

En ese minuto y hasta hoy, tengo la suerte de tenerte a mi lado a pesar de todas las cosas. Eres mi persona especial, mi amante, mi hermoso angelito llamado yukihiro.

Si lees esta cosa, espero no te rías, porque no puedo decirte en palabras lo que siento por ti, y lo sabes ¿nee?

TE AMO

KITAMURA BAKA KEN

FIN~